Piñera entra al debate sobre Jackson: “Un Presidente tiene que pensar en el interés común y no incorporar consideraciones personales”

Esta semana retomó su labor el Consejo Constitucional, en que las distintas comisiones continuarán desde hoy lunes recibiendo invitados y/o escuchando a los defensores de algunas de las 31 Iniciativas Populares de Norma (IPN). En este contexto, expuso ante la Comisión de Sistema Político, Reforma Constitucional y Forma de Estado el expresidente Sebastián Piñera, instancia en que advirtió que mientras Chile no resuelva el gran tema de tener una Constitución que sea respetada y aceptada por todos y que pase el test ciudadano (plebiscito), va a ser difícil hacer los cambios que necesita la sociedad chilena para que Chile llegue a ser un país completamente desarrollo.

Por lo que “es absolutamente fundamental para Chile que logremos éxito en esta segunda oportunidad, que logremos una Constitución que entienda que tiene que discutir lo básico, pero no tiene que definirlo todo. No tiene por qué pretender ser un programa de Gobierno ni mucho menos la legislación futura de las próximas generaciones. Pero sí tiene que definir lo básico, porque si no define lo básico y se queda en puros lugares comunes, vamos a revivir este conflicto en otra escala”, sentenció Piñera. Pero eludió referirse explícitamente a las cuestionadas enmiendas ingresadas por el Partido Republicano, tanto al interior de la comisión como al término de la misma, consultado por la prensa apostada en la sede del Congreso en Santiago.

En el marco de su exposición, Piñera valoró la labor realizada por la Comisión Experta, pero señaló que el Consejo Constitucional “puede mejorarlo en muchos frentes”.

Y en este sentido, profundizó en el tema de la seguridad que, es fundamental para que el país avance, indicó. “Porque eso es un cáncer y hemos visto la historia de otros países, que cuando empieza a penetrar el crimen organizado, no solamente es más violencia, después penetra las instituciones, las policías, el Poder Judicial… y cuando eso pasa se transforma en un Estado fallido y Chile va avanzando en esa dirección”, argumentó Piñera, sumándose a una tesis que en este mismo diario planteó hace unos meses el abogado penalista Gabriel Zaliasnik.

En esta materia advirtió que la seguridad “no es solamente músculos, también es inteligencia. Y ahí tenemos dos fallas garrafales, una es que no tenemos sistema de inteligencia”, algo que es indispensable corregir, manifestó.

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A la salida, el expresidente abordó la contingencia política. Consultado sobre el hecho de que la UDI se haya bajado de la mesa que busca un acuerdo en torno a la reforma de pensiones y tratando de no criticar expresamente al gremialismo, Piñera señaló que los pensionados actuales y futuros necesitan “un acuerdo en materia de reforma previsional. Un acuerdo que debe respetar la libertad de elección, porque el Estado no tiene derecho a querer imponer un monopolio (…) y es muy importante que asegure y garantice la propiedad de los trabajadores para que no puedan ser manipulados ni expropiados y creo que en eso coinciden todos los partidos, incluyendo la UDI”.

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También se refirió a la razón por la cual la UDI tomó la radical decisión de salirse de la mesa de pensiones, la permanencia del ministro de Desarrollo Social Giorgio Jackson en el cargo, a pesar del robo a las dependencias de la cartera.

“Yo fui Presidente, es muy difícil nombrar y más difícil destituir a los ministros; pero un presidente siempre tiene que pensar en el interés común, el interés de todos los chilenos y no incorporar consideraciones personales”, fue el mensaje del exmandatario al presidente Gabriel Boric, con una fuerte nota de experiencia personal, ya que en su primera administración se vio obligado a remover a otra cartera al entonces titular de Interior Rodrigo Hinzpeter, su brazo derecho en el Gobierno; y en su segundo mandato hizo lo propio al sacar derechamente del gabinete a su primo, el exministro del Interior Andrés Chadwick, a raíz de una necesaria reestructuración del equipo ministerial en un intento de aplacar el estallido social.