Claves del acuerdo constitucional que busca evitar la experiencia fracasada

Luego de 98 días de conversaciones tras el plebiscito de salida del 4 de septiembre y un fin de semana donde las negociaciones políticas se realizaron a contrarreloj, las fuerzas políticas –14 partidos y tres movimientos– han llegado la noche de este lunes a un acuerdo constitucional, en un nuevo intento por reemplazar la carta fundamental actual. Es un acuerdo apurado por la administración de Gabriel Boric, que necesita despejar rápidamente este asunto para seguir gobernando, llevar adelante sus reformas y enfrentar los 50 años del golpe de Estado en septiembre de 2023 con una ruta constituyente en marcha.

Aunque no se trata de un buen momento electoral para la izquierda a diferencia de la elección de convencionales en mayo de 2021, el oficialismo ha logrado evitar que se cierre la ventana constituyente por otras décadas, como se temía en los partidos de gobierno.

Todo parece indicar que, pese a los grandes problemas de la ruta, será Boric el que firme la próxima Constitución, aunque no se trate del texto que soñaba ni en presidente ni su sector.

Un órgano 100% electo

Pese a lo recomendado, Boric se la jugó por un órgano 100% electo por la ciudadanía y fue la fórmula acordada, aunque no con la cantidad de integrantes que buscaban parte de sus fuerzas agrupadas en Apruebo Dignidad (que pusieron sobre la mesa el número de 79, 100 o 120 convencionales).

La derecha había propuesto en noviembre un órgano de 50 miembros 100% electos, pero luego había endurecido su postura en favor de órganos mixtos, como lo hizo la semana pasada RN.

Es una victoria del Presidente Boric que logró revertir un escenario desfavorable para el oficialismo en las conversaciones, pero al mismo tiempo de líderes de la oposición, como el presidente de UDI, Javier Macaya, que estuvo por un órgano 100% electo en sus negociaciones privadas con el propio mandatario. Es una posición que probablemente le juegue en contra en los sectores duros de su sector y partido.

La forma de elección del consejo

A diferecia del fracasado intento anterior, en esta ocasión se decidió que este consejo compuesto por 50 personas será elegido de acuerdo al sistema electoral aplicable a las circunscripciones senatoriales –bajo sufragio universal y obligatorio– con listas abiertas compuestas por partidos o pactos de partidos, que podrán incluir a personas independientes. Es decir, no existirán los incentivos de la vez anterior para los independientes que llegaron a la convención al margen de los partidos y se replicará la fórmula de la elección de la Cámara Alta.

De repetirse la conformación del Senado, la derecha tendrá en torno a la mitad de los consejeros electos, si el momento político no le entega un empujón adicional (la baja valoración ciudadana al gobierno). 

El comité de expertos con importancia

Habrá un comité de expertos que no solo tendrá un papel de asesoría en el proceso constitucional. Es un punto para la derecha y para otras fuerzas que empujaron por mayor participación de los especialistas. Este grupo estará compuesto por 24 personas (12 elegidos por el Senado y 12 por la Cámara de Diputados, en proporción a la representación de las distintas fuerzas políticas) y tendrán diferentes misiones.

Al inicio marcará el debate del consejo con un anteproyecto. Luego podrá tener voz en las discusiones. La de mayor importancia será al finalizar el proceso y “previo a la armonización”, cuando este grupo podrá formular propuestas que “mejoren la redacción y comprensión de normas del texto”, que deberán aprobarse por tres quintos y rechazarse por dos tercios. Pese al alto quórum, existe un incentivo a aprobar lo que dice el comité de expertos.

De no haber acuerdo, la norma se va a una comisión mixta que estará compuesta “por partes iguales” por convencionales y especiaistas, con lo que se ratifica su poder frente al órgano elegido.

La paridad se queda, pero los escaños reservados…

El consejo constitucional se integrará bajo el principio de paridad de entrada y salida, como la anterior convención.

Los escaños reservados para pueblos indígenas, sin embargo, resulta una una incógnita. Si en el proceso anterior fueron 17 asegurados, en esta ocasión “el consejo será integrado por escaños indígenas supranumerarios [sobre los 50 miembros], asignados de acuerdo al porcentaje de votación efectiva en la elección [de los que voten con la papeleta de escaños indígenas]”, por lo que no se sabrá su número sino hasta abril, cuando se eligan a los convencionales.

Los bordes y límites

Al margen de la integración del órgano que redactará la nueva Constitución y la forma en que será elegido, que se destrabó este lunes, existen al menos otros dos acuerdos previos que limitan la acción de la constituyente.

Por un parte, está la instalación de 12 puntos que deberán respetarse a la hora de redactar una nueva propuesta de Constitución, para evitar que, en definitiva, el texto tenga un carácter refundacional. Fue un punto que ganó la derecha. Entre estos mínimos comunes está que Chile siga siendo un Estado unitario; respetar los emblemas patrios, escudo nacional, himno; definir que el Estado chileno tiene tres poderes separados e independientes (lo que estaba en entredicho en la propuesta anterior, sobre todo por las transformaciones en el Poder Ejecutivo); y, entre otros, consagrar la autonomía del Banco Central, Justicia electoral, Ministerio Público y Contraloría.

Luego se acordó la existencia de un órgano de 14 miembros, todos juristas, que le permitarán al futuro consejo dirimir sus diferencias, sobre todo en la línea se respetar las 12 bases que marcarán los debates.