WOM dio a conocer los resultados del estudio Stream your life, una radiografía a los hábitos de los millennials chilenos -grupo que la operadora bautizó como chillennials- en materia de consumo de música por streaming.
El sondeo también destaca que un 27% de los encuestados paga por su aplicación de música en streaming, siendo la principal razón la calidad del servicio (con un 40%), seguida por la "melomanía" (con un 33%). Un 64% aseguró que incluso pagaría más por una aplicación con mayor calidad y mejores beneficios.
En la otra vereda, entre aquellos que no pagan, la principal razón es que no quieren invertir dinero en streaming de música, pero un 61% de ellos asegura que si hubiese una app que cumpliera con todos sus requisitos de interés, sí pagaría por ella.
Asimismo, un 68% de la muestra asegura que se cambiaría a una aplicación que tuviese un mecanismo de pago distinto a la tarjeta de crédito, siendo ésta vista como la gran barrera para acceder a buenas aplicaciones.
Pop y rock
El gran descubrimiento de este estudio es que los chilenos son melómanos: un 69% de los entrevistados escucha más de una hora de música al día, mientras que aseguran que las principales razones para escuchar música son "subir el ánimo, con un 84% de las menciones, e "inspirarse", con un 68%.
La situación donde la música en streaming se sitúa como protagonista indiscutido es cuando se "carretea o baila": un 74% asegura hacerlo en esa situación, seguido por comer/cocinar y hacer ejercicio, ambas con un 65%. Sin embargo, los hombres privilegian mucho más la música a la hora de hacer ejercicio (un 75% así lo declara).
Es tanto lo que los chillennials usan sus aplicaciones de música en streaming, que por supuesto sus playlist tienen que ver con eso: la palabra más repetida entre ellas es "vacilar", con playlists como "música pal vacile", "sábado de vacile", "vacilo con mis amigas", entre otras.
Por otra parte, el género favorito de los chillennials es el pop, con 44% de las menciones. El rock se posiciona en un segundo lugar con un 38%, seguido de cerca de ritmos más fiesteros, como la música electrónica (35%), el reggaeton (34%) y la bachata (25%).