Uno de los artistas chilenos más prolíficos en la exploración de formatos y materiales es Hugo Marín (1929), protagonista de una exposición antológica que reúne medio centenar de esmaltes, dibujos, pinturas y esculturas, que datan de los años cincuenta, hasta 2011, que se exhiben en el Centro Cultural de Las Condes hasta el 4 de octubre próximo.
Las obras de "Hugo Marín de Colección. Re-visión antológica" pertenecen en su mayoría a Guillermo Carrasco Notario, principal coleccionista del artista, las que se complementan con piezas del propio autor, del Museo de Artes Visuales y del Museo de Arte Contemporáneo. Se trata de la primera antología más completa de Marín, ya que considera muchas obras ejecutadas en Europa y que se exhiben por primera vez en Chile.
"Esta exposición permite recorrer la extensa obra de este artista y constatar que su vinculación a lo primitivo no es un ejercicio de las últimas décadas, sino que se genera desde sus inicios y con el tiempo se desarrolla y consolida. Por otra parte, lo expuesto pertenece en su mayoría a una sola colección, lo que constituye un privilegio para el espectador, puesto que las obras ya han pasado por varios filtros y representan una cumbre en su producción", expresa Francisco Javier Court, director de la Corporación Cultural de Las Condes.
Conexión con el arte primitivo
Dueño de una creatividad desbordante, Hugo Marín ha dado origen a una obra centrada en el hombre e inspirada en el arte primitivo, lo tribal y primigenio, en el que se entrecruzan diferentes culturas y lenguajes, construyendo un imaginario propio.
En la década de los sesenta, asentado primero en México y luego en Cuba, exploró el collage; en los setenta y ochenta, se volcó a la escultura utilizando materiales como adobe, cemento, greda, cuero con paja, plumas, calabazas, fibras vegetales, tierra de color , gasa, e incluso objetos de desecho. Aquí surgen las Cabezas, que podrían considerarse la base de un género y que el escultor sigue desarrollando hasta el presente.