La llegada de cualquier exposición de un artista connotado a una ciudad siempre marca la pauta de lo que se puede visitar un fin de semana. Pero los espectadores jamás se preguntan como la muestra llega a ocupar su lugar en las salas de exposición. Todo se da por arte de magia y en un silencio digno del trabajo de duendes zapateros.
Pero, el traslado de un conjunto de obras de arte no tiene nada de mágico, ni tampoco de místico, sino que requiere de una compleja organización logística, que tanto la embajada de Colombia, como el museo de Antoquia de Medellín junto al Centro Cultural Las Condes debieron realizar horas previas a la apertura de la exposición itinerante de la colección de Botero del Museo de Antioquia, "Viacrucis, La Pasión de Cristo" inaugurada el pasado 7 de octubre en la comuna de Las Condes.
"La muestra, valorada en US$ 20 millones, fue un regalo del maestro Botero a la ciudad de Medellín, y forma parte del patrimonio cultural de nuestro país. Por esto, la exhibición debe contar con todos los resguardos posibles a la hora de trasladarse y ser expuesta en cualquier ciudad del mundo, además de ser devuelta en buenas condiciones al origen", explica Juan Guillermo Bustamante, arquitecto colombiano encargado del traslado de la obra alrededor del mundo.
Bustamante explica que para poder contar con una exposición de este tipo, el traslado, montaje y desmontaje es elemental, proceso que se encuentra resguardado por un seguro llamado "clavo por clavo" que asegura el estado de las obras antes y después del evento. "Para el cuidado de una exhibición de este tipo, se requiere desde una temperatura y humedad idóneas controladas a través de maquinaria especial, además del resguardo por parte de las autoridades del lugar donde se está realizando la exposición, como de agentes de la embajada de Colombia y de autoridades del museo de Medellín", explica el experto.
Entre las piezas que llegan a Chile se cuentan 27 óleos y 34 dibujos realizados por el artista entre 2009 y 2011, que representan escenas de la pasión de Cristo, pero utilizando una óptica propia alejada de la teología, donde el experto quiso a través de los sufrimientos de Jesús, retratar los conflictos del siglo XXI.
Las obras viajaron en avióndesde Estados Unidos, pero este trance se vio complicado por un paro en el aeropuerto Arturo Merino Benítez y debieron regresar a Miami hasta que el problema se solucionó.
"Ha sido toda una aventura este traslado. Siempre lo es, ya que la obra cuenta con inmunidad diplomática y una serie de procesos de seguridad para su traslado, dentro de ellos, resguardo policial a la hora de ir vía terrestre. Luego, el desembalaje es otra cosa, donde las cajas selladas al vacío deben ser abiertas bajo los ojos de tres supervisores: uno perteneciente al museo de Medellín, un segundo, del gobierno Colombiano y un tercero, del lugar de la exposición", sostiene Bustamante.
La muestra permanecerá abierta hasta el 30 de noviembre.