¿Es lo mismo comunicar un producto que un candidato?

¿Será lo mismo hacerle una campaña a un detergente que a Jadue?

Podrían haber similitudes, sin duda, pero entre las diferencias podemos identificar, por ejemplo, que los detergentes no hablan y Jadue habló mucho.

Esto, aunque que bordea lo humorístico, devela una diferencia muy seria entre ambas formas de hacer comunicación. Un candidato puede esforzarse por aparecer en su publicidad como una persona amable, respetuosa y seductora pero al mismo tiempo, puede reaccionar con un tono agresivo y peleador en un debate o en una entrevista, develando así su falta de coherencia. A nadie le gusta que le pasen gato por liebre, ni menos un político.

 ¿Funcionaran las mismas  estrategias de marketing para Lavín que para un supermercado?

Cualquiera que sepa un poco de publicidad, se dio cuenta de lo mucho que Lavín sabe de comunicación. Él sabe que, para la gente es más fácil recordar cosas concretas que símbolos abstractos. Por esto es que en cada debate o entrevista que daba, veíamos cómo sacaba a la luz distintos elementos, ya fueran aparatos de seguridad, fotos, gráficos, o hasta las llaves de la casa  de una familia en el norte. Objetos que pretendían cautivar la atención de la gente y conseguir que sus mensajes tuvieran recordación, del mismo modo que un supermercado, pone a un elefante en su logotipo.

Pero obsesionarse con conseguir la atención de los electores no basta. Un candidato tiene una biografía y una historia, y esta no puede ser escondida ni disfrazada por su astucia.