En diciembre próximo se realizará en Chile la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, COP25, un escenario propicio para avanzar en Eficiencia Energética (EE), un tema en el que el país ha dado algunos pasos y que se estima es una de las respuestas más rápidas para disminuir las Emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), y por lo tanto, el calentamiento global.
Tras el Acuerdo de París, la expresidenta Bachelet se comprometió a reducir las emisiones de CO2 por unidad del PIB en 30% respecto de 2017, y llegar a una reducción de 35% a 45%, sujeto a aportes monetarios internacionales a 2050. El Presidente Piñera se puso una meta adicional: ser carbono neutrales a 2050.
“La eficiencia energética es un eje transversal en esta materia, porque es el factor común cuando hablamos de reducir las emisiones de C02 para frenar el incremento de la temperatura, compromiso mundial del que Chile es parte”, afirma Victoria Paz, directora de Estrategia y Sustentabilidad de Corfo.
Con el fin de determinar el estatus de la eficiencia energética en el sector privado y mapear el mercado chileno en la materia, el Ministerio de Energía y Corfo dieron a conocer los resultados de la “Primera Encuesta Nacional de Eficiencia Energética para Empresas”, realizada entre mayo y diciembre de 2018 por el Centro de Energía de la Universidad de Chile.
La encuesta, que se aplicó a una muestra de 663 firmas nacionales, reveló que sólo un 25% de las empresas ha implementado acciones de eficiencia energética con impacto real, lo que en opinión de los expertos, refleja la necesidad contar con una regulación que exija por ley adoptar medidas para reducir el consumo de energía.
Paz Araya, líder del estudio e investigadora del Centro de Energía, explica que uno de los aspectos más relevantes de los resultados del estudio es la brecha que existe entre lo que se declara y lo que realmente se hace. “Muchas empresas afirman que hacen eficiencia energética, pero al consultarles si realizan acciones concretas en sus procesos que generen ahorros, el porcentaje cae”, advierte.
Entre las principales barreras esgrimidas por las compañías para implementar acciones, está el costo económico, el alto período de retorno de la inversión y otras inversiones con mayor prioridad. Respuestas que encienden la alerta para la investigadora, quien argumenta que es necesario que desde el Estado se fomenten las medidas y proyectos que impulsan la EE y que no involucran inversión.
“En Chile estamos muy atrasados, hay cosas que se pueden hacer sin necesidad de invertir. Por ejemplo, hacer una buena mantención de las máquinas y de las calderas, optimizar una operación ajustada a la energía y no dejar funcionando equipos que no son necesarios en un momento determinado. Se puede hacer mucho desde el control. Si se mejora la mantención se mejora la EE, esto es un primer paso”, advierte Araya.
Otra de las razones que argumentaron las empresas para no hacer proyectos en esta materia, es el desconocimiento para implementar medidas en esta dirección. Para paliar esta brecha, la investigadora adelanta que están trabajando en la creación de una plataforma web que informe sobre los distintos tipos de proyectos que las empresas pueden implementar para lograr EE y ahorros.
“La plataforma es parte del mismo proyecto que estamos trabajando con el Ministerio de Energía y la Agencia de Sostenibilidad y esperamos que esté lista entre septiembre y octubre próximo”, comenta Araya.
La regulación de cara a las empresas
La creación en 2010 del Ministerio de Energía y la Agencia Chilena de Eficiencia Energética, hoy Agencia de Sostenibilidad Energética, consolidó la institucionalidad. Y la Estrategia Nacional de Energía 2012-2030 y la Política Energética 2050, lo incorporaron a las políticas públicas.
El 25 de abril pasado el Senado aprobó en general y en forma unánime la Ley de Eficiencia Energética, que entre sus principales puntos, plantea que las empresas más intensivas en consumo de energía deberán instalar Sistemas de Gestión de Energía (SGE) que involucren monitoreo y reporte energético.
Los sectores de mayor consumo de energía, de acuerdo a la Estrategia Nacional de Energía 2012, son la industria y la minería que en conjunto representan el 40% del total, seguido del transporte, con 33% y el comercial, público y residencial que juntos representan el 21% del total.
“Una vez que se apruebe la ley y comience su implementación, esperamos mejorar la productividad de las empresas, menores emisiones de gases de efecto invernadero y menor consumo de combustibles fósiles”, afirma el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet.
En términos de impacto concreto, el titular de Energía afirma que con la ley generará una reducción de emisiones directas de CO2 de 4,64 millones de toneladas y 6,8 millones de toneladas de CO2 a 2030 y 2035, respectivamente. En este escenario, explica, el “proyecto de ley aportaría un 27% a las metas propuestas en el plan de mitigación de gases de efecto invernadero del sector energía, además de crear un mercado de eficiencia energética que transaría, en régimen, más de US$ 300 millones al año”.
Paz Araya destaca que la regulación permitirá empezar a conocer cómo consumen energía en las compañías. “En las conversaciones que tuvimos con las empresas, nos dimos cuenta que no saben cómo consumen la energía y tampoco tienen indicadores. Y ahí es importante la regulación, porque les exigirá que monitoreen la energía consumida”, dice.
Victoria Paz, de Corfo, añade que la ley, a través de aspectos como institucionalidad, monitoreo y estándares, “será un gran pilar para el desarrollo sostenible de Chile. Además, apoyará de forma integral la estrategia de descarbonización que tiene el país”.
Respecto del establecimiento de nuevas metas en eficiencia energética de cara a la COP25, el ministro Jobet comenta que el proyecto de ley de EE contempla que el Ministerio de Energía elabore un Plan Nacional de Eficiencia Energética cada cinco años, donde establecerán metas de corto, mediano y largo plazo, además de acciones para alcanzar las metas.
Un mercado incipiente
Adicionalmente, el Ministerio de Energía, la Agencia de Sostenibilidad Energética y la Asociación Nacional de Empresas Chilenas de EE, Anesco Chile, presentaron el Estudio de Mercado de Eficiencia Energética. La investigación reveló que el mercado lo conforman 40 empresas de diversos tamaños, de las cuales 73% pertenecen a la Asociación Nacional de Empresas de Eficiencia Energética (Anesco). En conjunto, las firmas obtuvieron ventas por US$ 245 millones en 2017.
Araya comenta que el grado de desarrollo es “bajo”. “Hay desconocimiento respecto del mercado de la eficiencia energética, de cómo acceder a soluciones a través de consultores, y además, al ser incipiente genera ciertas desconfianzas respecto de las recomendaciones que se hacen. La industria debe acostumbrarse a trabajar con las empresas de EE”.
Iniciativas con el sector privado
Diversos ministerios impulsan programas para fomentar la EE. Por ejemplo, la cartera de Energía lidera el Sello de Eficiencia Energética. En la última versión, que cerró el 30 de junio, postularon 22 empresas con 51 proyectos implementados, que en total significaron ahorros de 591GWh/ año o el equivalente al consumo de energía eléctrica y térmica de 77.462 viviendas al año. Estos proyectos demandaron inversiones por US$ 15 millones, con tasas de retorno de inversión menores a tres años.
Victoria Paz señala que desde su repartición se han puesto en marcha diversas iniciativas, entre ellas algunas que apuntan a los sectores minero, industrial y edificación. Entre ellos, el Consorcio de Electromovilidad para apoyar la transición hacia la electrificación del sistema de transporte metropolitano, y el Centro de Innovación para la Construcción, que busca mejorar la calidad energética de las edificaciones.
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