La penetración de Internet, el boom de los dispositivos móviles, los múltiples acuerdos y las exitosas estrategias comerciales, entre otros aspectos, han convertido a las empresas de tecnología en las más fuertes y poderosas del mundo.
Apple, Google y Microsoft son, en ese sentido, los tres mayores exponentes de esta industria. Las tres habitualmente lideran los ránkings de marcas más valiosas (incluso por encima de Coca Cola) y las de mayor capitalización bursátil (superando a Exxon).
Sin embargo, en el último tiempo estos gigantes también se han puesto a la cabeza entre las compañías que más caja tienen disponible en el mundo. De acuerdo a Financial Times con datos al tercer trimestre de 2013, la mayor caja la posee Apple con US$ 146.800 millones, seguida por Microsoft con US$ 80.700 millones. De acuerdo a cálculos de Bloomberg, la liquidez de Google asciende a US$ 58.700 millones.
La suma de ellas asciende a US$ 286.200 millones, una cifra más o menos equivalente al Producto Interno Bruto de Chile (unos US$ 268.000 millones). Sin embargo, pese a lo grande que parece este monto, esa liquidez representa “apenas” la tercera parte de los US$ 775.000 millones del sector tecnológico total que incluye a gigantes como Samsung, Cisco y Oracle (ver gráficos).
Acumulación de capital, la tendencia
Con todo, la acumulación de liquidez no es exclusiva de la industria tecnológica. En menor medida, esta tendencia también se refleja en las empresas ligadas al Consumo, la Industria y la Salud.
“Si las compañías tienen unos niveles récord de dinero en efectivo, ¿por qué no lo están gastando?”, se preguntó el FT, planteando que hay una paradoja inquietante en el entorno empresarial.
De acuerdo a la publicación británica, después de la crisis financiera las empresas fortalecieron sus balances, no invirtieron en fusiones y adquisiciones y almacenaron enormes reservas de capital.
En 2008, las compañías no financieras del índice global S&P 1200 tenían US$ 1,95 billones en dinero en efectivo, pero a fines de 2012 subió a US$ 3,2 billones (un aumento del 62%) porque las compañías no gastaron dinero debido al bajo nivel de confianza.
“El alza de 30% del índice S&P 500 en 2013, la recuperación económica, el aumento de la confianza empresarial y los bajos costos de financiamiento deberían haber provocado que las empresas gastaran más dinero en compras, en gastos de capital y en dividendos, pero las reservas siguen subiendo”, consignó FT.
Una explicación es que el dinero no está repartido de forma igualitaria, sino que se concentra en un grupo cada vez más reducido de compañías, según un análisis de datos de la agencia Bloomberg realizado por Deloitte.
Las compañías que no pertenecen a este grupo se han endeudado más: la deuda neta de las empresas no financieras ha aumentado porque han aprovechado las bajísimas tasas de interés para conseguir financiamiento barato.
Con todo, los analistas estiman que este año la actitud de las empresas e inversionistas cambiará debido a que la Reserva Federal está poniendo fin al ciclo de dinero barato tras la reducción progresiva de las compras de bonos, que ahora es de US$ 65.000 millones mensuales.