Los bancos centrales intensifican la lucha contra las criptomonedas
El Banco de Pagos Internacionales (BIS) también rechazó las stablecoin -un enlace entre las criptomonedas y los activos convencionales- calificándolas de "apéndice" del dinero tradicional.
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Los bancos centrales han intensificado sus críticas contra las criptomonedas en plena escalada de la batalla por el sistema monetario, sosteniendo que token digitales como el bitcoin tienen pocas herramientas de amortización y "van en contra del interés público".
En un informe publicado este miércoles, el Banco de Pagos Internacionales (BIS), organismo global de los bancos centrales, también rechazó las stablecoin -un enlace entre las criptomonedas y los activos convencionales- calificándolas de "apéndice" del dinero tradicional.
El duro informe supone la señal más clara hasta la fecha de que los bancos centrales están preparados para combatir cualquier intento de minar su papel clave en el sistema financiero global.
Los precios de las criptomonedas se ven afectados por el creciente miedo de los inversores a que se endurezca la regulación. A principios de este mes el Comité de Basilea, el organismo responsable de fijar las normas bancarias más poderoso del mundo, pidió endurecer las normas de capital para atesorar activos digitales.
En su informe el BIS señaló: "Los bancos centrales están en el centro de una rápida transformación del sector financiero y del sistema de pagos. Innovaciones como las criptomonedas, las stablecoin y los ecosistemas cerrados de las grandes tecnológicas tienden a ir en contra del elemento de interés público que sostiene el sistema de pagos."
No obstante, el BIS apoyó el desarrollo de monedas digitales respaldadas por la banca central, afirmando que podrían ser una herramienta para conseguir una mayor inclusión financiera y reducir los altos costes de los pagos.
"Las monedas digitales de los bancos centrales... ofrecen en formato digital las ventajas únicas del dinero de la banca central: amortización, liquidez e integridad. Son una representación avanzada del dinero para la economía digital [y deberían estar] diseñadas pensando en el interés público", sostuvo.
Hace unos días Fabio Panetta, el legislador del Banco Central Europeo responsable de desarrollar su propio euro digital, explicó a Financial Times que uno de los objetivos clave del proyecto era combatir la difusión de las monedas digitales creadas por otras naciones y compañías.
Las autoridades de varias grandes economías como China han redoblado recientemente sus esfuerzos para frenar la creciente popularidad del bitcoin y activos similares ante el temor a que los reguladores estén perdiendo el control de una parte creciente del sistema financiero.
El precio del bitcoin cayó por debajo de US$ 30.000 el martes por primera vez desde enero, pero repuntó posteriormente. En abril tocó techo en US$ 63.573.
"Está claro que las criptomonedas son activos especulativos más que dinero, y en muchos casos se utilizan para facilitar el blanqueo de capitales, los ataques de ransomware (secuestro de datos) y otros delitos financieros", afirmó el BIS. "El bitcoin en concreto tiene pocos atributos de interés público cuando se tiene en cuenta también su derroche de energía".
La autoridad financiera global también criticó las stablecoin (criptomonedas vinculadas a otros activos). El BIS indicó que "intentan ganar credibilidad estando respaldadas por divisas reales", pero aparte de fragmentar el sistema financiero e introducir nuevas dificultades son "en última instancia sólo un apéndice del sistema monetario convencional y no un factor que cambia las reglas del juego".
El BIS también criticó a las empresas tecnológicas que optan por implicarse en el sector de los pagos, advirtiendo de que algunas podrían alcanzar un dominio excesivo debido a la enorme cantidad de datos que atesoran. Esto, avisó, podría traducirse en costes excesivamente altos para las transferencias de dinero.
Los pagos caros son "una de las deficiencias más claras" del sistema actual, añadía el informe.
"Lo que preocupa es que cuando las grandes firmas tecnológicas entren en el mercado de los pagos, su acceso a los datos de los usuarios procedentes de las líneas de negocio digitales asociadas pueda permitirles alcanzar una posición dominante, lo que derivaría en unas comisiones aún más altas que las que cobran actualmente las empresas de tarjetas de crédito y débito", advirtió el BIS.