Primer paso a Basilea III: Bancos se preparan para entregar importante informe de autoevaluación de patrimonio a fin de mes
La banca chilena deberá presentar el 30 de abril su primer reporte que engloba el manejo de sus riesgos. Santander, Bci y Scotiabank detallan sus preparativos, mientras que las Big Four explican los retos del proceso.
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Tras la irrupción de la pandemia y sus efectos económicos, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) decidió flexibilizar los plazos para que los bancos se adapten a los nuevos requerimientos de capital que establece Basilea III, de modo de concretar su puesta en marcha. No obstante, esto no deja exenta a la industria de asumir los desafíos de este proceso para que quede alineada con los estándares de la industria financiera internacional.
El 30 de abril vence el plazo para que los bancos chilenos presenten ante el regulador su Informe de Autoevaluación de Patrimonio Efectivo (IAPE). En este documento, los bancos deberán contemplar un objetivo interno de patrimonio efectivo y autocalificarse en tres dimensiones: riesgo inherente; calidad de su directorio y gestión de riesgos; y fortaleza patrimonial.
La socia de Consultoría en Riesgo para Servicios Financieros de EY, Marlene Devotto, indica que el IAPE "resume en un modelo de negocio, estrategia, perfil y control de riesgos, lo que será reflejado en los requerimientos de capital de las entidades".
En el IAPE de 2021 los bancos deberán presentar los riesgos de crédito.
La CMF determinará una calificación final al banco. Bajo este rango, se constituirá una base para fijar las prioridades de supervisión. Incluso, el regulador podrá exigir que se corrijan elementos del informe que fueron mal evaluados. Esto no necesariamente se traducirá en requerimientos adicionales de capital, sino en corrección de cómo se gestionan los riesgos del banco.
A lo que se enfrentan los bancos
Los desafíos de este proceso no son menores. El socio de Auditoría de KPMG Chile, Ernesto Guzmán, sostiene que uno de ellos será "reconocer frente al propio regulador los aspectos de mejora y el cómo hacerlo adecuadamente".
El socio de Deloitte. Jorge Cayazzo. apunta que dentro de las tareas de este informe está exponer la gestión de los riesgos no financieros que incluye riesgos operacionales, ciberseguridad, entre otros. Consideró que "la industria exhibe niveles de madurez que están muy por debajo en comparación a los alcanzados para los riesgos financieros más tradicionales".
Sobre este punto, Cayazzo explica que "el desempeño y estabilidad de las entidades financieras depende en forma creciente de la capacidad de gestión de los riesgos no financieros. Los estándares normativos y expectativas supervisoras son elevados y los bancos deberán desplegar importantes esfuerzos para ponerse al día en la materia".
El socio de Riesgo y Regulación Financiera de PwC, Rodrigo Leiva, destaca que también implica desafíos en lo que concierne a la rentabilidad de los bancos: "En un momento en el que la rentabilidad del modelo bancario está afrontando uno de los momentos más complicados de los últimos años, se añade el costo adicional de tener que contar con un capital adicional. La rentabilidad ajustada al riesgo, en sus distintas medidas, es capaz de determinar cómo cada banco es capaz de generar beneficios acordes a su perfil de riesgos".
Devotto y Leiva coinciden que este proceso representa un reto en cuanto a la inversión que requiere un programa multianual puesto que en parte la nueva normativa requiere de personal específico con el talento adecuado para la gestión de los riesgos.
La máquina interna
Consultados los principales bancos del país, desde Santander indican que "se encuentra muy avanzada la elaboración del IAPE". La firma controlada por capitales españoles detalla que este proceso lo lidera la División Financiera y participan distintas divisiones del banco, además contrataron asesoría externa. Especificaron que "la versión final se gobierna a través del comité ALCO y el directorio de Santander".
En el caso de Bci, señalan que se encuentra en estado de revisión interna. De hecho, exponen que "en las próximas semanas tenemos programadas sesiones de retroalimentación que tienen como objetivo aclarar dudas e incorporar mejoras para la versión definitiva que será entregada al regulador".
La compañía de capitales nacionales dice que quienes han canalizado la elaboración del IAPE ha sido su Consejo de Rentabilidad y Adecuación de Capital, el cual ha trabajado con los equipos de planificación, finanzas, y de riesgo de crédito, operacional, de mercado y de cumplimiento.
Bci manifiesta que llevan más de tres años trabajando con consultores para prepararse a los cambios de Basilea III.
Otra entidad que ha estado avanzando es Scotiabank. El banco canadiense sostiene que la elaboración del documento "se encuentra en las fases finales y está próximo a ser entregado al directorio para su revisión y aprobación final".
Scotiabank también contrató asesoría externa para presentar el IAPE a la CMF, pero además se apoyó de Toronto: "se ha aprovechado el conocimiento y experiencia de la casa matriz en Canadá, donde el equivalente al documento, Icaap (su sigla en inglés), se viene realizando desde hace varios años".
Banco de Chile, BancoEstado e Itaú no respondieron las solicitudes para comentarios.
Los retos para el regulador
Pero no solo los actores del sistema bancario deberán enfrentar este proceso inédito para el mercado chileno, sino que también la CMF. Cayazzo, de Deloitte, enfatiza que el regulador deberá contar un equipo de supervisión altamente capacitado.
La CMF deberá "asegurar que estos equipos sean capaces de evaluar la idoneidad de la gestión de capital de los bancos a la luz de las mejores prácticas internacionales, tomando en cuenta por cierto la realidad de cada banco en términos de su tamaño y complejidad", recalca el socio de Deloitte.
Devotto, de EY, creen que la CMF deberá hacer frente a "interpretar la enorme cantidad de data que se presentará de los distintos participantes. Será el primer proceso de este tipo y justamente porque la regulación en algunos casos no es tan explícita y es más basada en principios, hay cierta flexibilidad de cómo recibirán la información para poder interpretar al nivel de la banca".
En esa línea, Guzmán agrega que "el regulador debería comparar los resultados obtenidos en el mercado local con la experiencia internacional para facilitar la identificación de situaciones o riesgos no identificados en el marco de los procesos de autoevaluación y su propia evaluación".
Leiva, de PwC, enfatiza que también se aumentan los deberes del regulador "y se erigen como los principales responsables sobre el fortalecimiento del sector financiero. En este sentido, cae bajo sus funciones el deber de detectar cualquier anomalía en la fortaleza del capital de los bancos y exigir las medidas remediadoras que permitan volver a la situación de normalidad".