Informe IEF del Banco Central advierte que “el principal riesgo son las condiciones financieras externas"

El Banco Central publicó durante la mañana del miércoles el Informe de Estabilidad Financiera (IEF) correspondiente al segundo semestre. En este documento se entrega la visión del Consejo del instituto emisor respecto de los principales riesgos, vulnerabilidades y mitigadores para la estabilidad financiera del país.

El informe señaló que, respecto al primer semestre, han aumentado los riesgos del escenario macro financiero externo, observándose un estrechamiento de las condiciones financieras a nivel global. 

Esta situación ha sido influida por la reaceleración de la economía e inflación en EEUU y las preocupaciones por la situación fiscal de ese país. Se añade a este panorama un contexto geopolítico complejo, por ello, “las perspectivas para la economía global siguen siendo una fuente relevante de riesgos”. 

"El Consejo estima que la evolución de las condiciones financieras externas es el principal riesgo a monitorear para la estabilidad financiera global. El principal cambio ha sido el estrechamiento y volatilidad de las condiciones financieras mundiales", sostiene el IEF.

La autoridad indicó que de intensificarse un escenario de tasas de interés de largo plazo más altas, y un ajuste monetario más prolongado en las economías desarrolladas, las condiciones financieras para los países emergentes se estrecharán aún más. 

Efecto de tasas

Entrando a los riesgos externos, el ente rector sostuvo que luego de años de tasas de interés en niveles bajos, la búsqueda de rentabilidad y la evolución de los mercados financieros “podrían haber incubado vulnerabilidades en algunos sectores”.

Se añadieron los riesgos de fragmentación financiera y tensiones geopolíticas, “que siguen vigentes y que se han intensificado en lo más reciente. Esto podría afectar el apetito por riesgo global y, con ello, los flujos de inversión hacia economías emergentes”.

Panorama local

Aterrizando a nivel local, el Banco Central destacó que “la resolución de los desequilibrios macro sigue avanzando, lo que pone en un mejor pie a la economía chilena ante el deterioro del escenario global”.

Se agrega que la política monetaria “ha logrado ir reduciendo la inflación y las tasas de interés de corto plazo. Se suma una caída en el endeudamiento de las empresas y una normalización de los indicadores financieros de los usuarios de crédito”. 

En línea con lo anterior, la actividad crediticia continúa débil, con una demanda por crédito que se percibe contenida, como reportó la última Encuesta de Crédito Bancario del tercer trimestre. En cuanto al costo del crédito, hicieron ver que comenzó a caer en todos los segmentos de riesgo. Asimismo, la actividad crediticia se siguió contrayendo durante este período, “coherente con el estado del ciclo, mientras que el costo del crédito comenzó a caer en plazos en los que tiene mayor incidencia la política monetaria menos restrictiva”. 

Ante ello, el Banco Central resaltó que “la banca local cuenta con liquidez, provisiones y capital suficiente para enfrentar escenarios de tensión severos”.

A pesar de ello, la autoridad hizo presente que la banca “al igual que el resto de los agentes de la economía, es importante que continúe fortaleciendo sus capacidades para enfrentar nuevos eventos adversos”. 

Dentro de los esfuerzos a desplegar por parte de la banca, “es necesario que siga preparándose para los próximos desafíos, como el vencimiento de las políticas de apoyo establecidas durante la pandemia (FCIC), el aumento del riesgo de crédito y la convergencia a Basilea III”. 

Sobre los riesgos para la industria, se mencionó que un deterioro de las condiciones financieras externas representa el principal riesgo para usuarios y oferentes de crédito locales. 

Se recalcó que que si bien economía chilena ha avanzado en resolver los desequilibrios macroeconómicos generados en la pandemia, "está enfrentada a un complejo escenario externo”. 

El impacto de éste, “dependerá de la forma en que los mercados financieros respondan ante turbulencias externas. Un deterioro en las condiciones financieras podría afectar la actividad económica local, con impactos significativos en el mercado laboral y los ingresos, y con efectos para usuarios y oferentes de crédito locales. Lo anterior reafirma la necesidad de continuar fortaleciendo la resiliencia y capacidad del sistema financiero para amortiguar eventos adversos”.