S&P advierte principales riesgos para bancos chilenos en 2024: estancamiento político y débil actividad económica
La agencia calificadora estimó que la menor calidad de los activos llevará a las entidades financieras a aumentar las provisiones, lo que afectará su rentabilidad.
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El complejo escenario económico que atraviesa el país seguirá siendo un dolor de cabeza para la banca en 2024, según S&P Global Ratings. La calificadora de riesgo publicó un informe en el que detalla cuáles son los principales riesgos que vislumbra para la industria de cara al próximo año y augura que “esperamos que los indicadores de calidad de activos continúen deteriorándose, pero que sigan siendo manejables”.
Cabe recordar que hace un mes la agencia revisó la perspectiva de Chile de estable a negativa, por el deterioro del consenso político en torno a los parámetros clave de la agenda política y económica del país, “que con el tiempo podría afectar la capacidad del soberano para crecer y potencialmente debilitar su calidad crediticia”.
Así, la tendencia del riesgo económico en el análisis de la industria bancaria chilena es negativa para la calificadora.
Uno de los factores que influyó en esto es que tras concluir el proceso de reformulación constitucional, “podrían persistir impases políticos, que obstaculicen una legislación significativa para fortalecer las expectativas económicas y la inversión”.
En el reporte a cargo de la analista Cynthia Cohen también se apuntó que “los indicadores sigan presionados a medida que las condiciones económicas se mantengan débiles y las tasas de interés, aunque a la baja, sigan siendo altas”.
Ante este telón de fondo, estimaron que la rentabilidad de los bancos se verá presionada no solamente en 2023, sino que también en 2024.
Desde S&P Global Ratings ahondaron que si bien la rentabilidad ha sido sólida en los últimos dos años esto se debe a las bajas necesidades de provisiones y a mejores márgenes, que se benefician de una inflación más alta, ya que los bancos tienden a tener posiciones amplias en activos ajustados a la inflación.
Sin embargo, precisaron: “consideramos que una calidad de activos más débil llevará a los bancos a aumentar las provisiones, lo que afectará la rentabilidad”.
Los retos
Al momento de los pronósticos, hicieron ver que “es probable que el crecimiento del crédito se mantenga modesto ante el lento crecimiento económico y la incertidumbre sobre las diversas reformas gubernamentales que aún se están discutiendo”. Estimaron un crecimiento de la cartera en 2024 de 7%.
La entidad complementó que “el apetito al riesgo de los bancos sigue restringido para proteger sus balances, mientras que la baja inversión está generando una menor demanda del sector corporativo”.
El panorama económico y político del país continuará influyendo en la banca: “Es posible que persistan los estancamientos políticos, lo que impediría llegar a un acuerdo sobre una legislación significativa para fortalecer las expectativas económicas y la inversión”, dijeron en el informe.
Esto quedaría expresado en “expectativas económicas más débiles que podrían presionar aún más los indicadores de calidad de activos y el desempeño operativo de los bancos”.
En lo que es la implementación de Basilea III, S&P Global Ratings destacó que los bancos chilenos “están bien preparados para mantenerse al día con los mayores requerimientos de capital, incluida la implementación progresiva de deducciones y protecciones”.