El Senado de Estados Unidos aprobó hoy,
por estrecho margen, un plan presupuestario de US$3 billones para el año fiscal 2009, ante las objeciones de la Casa
Blanca y de sus aliados republicanos.
Con 48 votos a favor y 45 en contra, el Senado, bajo control
demócrata, aprobó la resolución no vinculante que presenta los
planteamientos y prioridades fiscales de la Cámara Alta para los
próximos años.
La medida, ya armonizada previamente en un proceso bicameral,
pasa ahora a la Cámara de Representantes, donde se prevé su pronta
aprobación, según fuentes legislativas.
Esta iniciativa, sin embargo, no tiene el peso de la ley y, de
hecho, no se enviará al presidente George W. Bush para su
promulgación.
Solo sirve de guía para los legisladores durante el debate de
medidas presupuestarias que sí requieren la aprobación del
Ejecutivo.
Entre los demócratas que aprobaron la medida figuró el senador y
virtual candidato presidencial Barack Obama, en lo que ofrece un
vistazo a las que serían sus prioridades si gana la presidencia en
noviembre próximo.
La iniciativa provee recortes tributarios para la clase media y
pretende eliminar el déficit y equilibrar el presupuesto para el año
2012, explicó el presidente del Comité de Presupuesto del Senado,
Kent Conrad.
La medida lograría eliminar el déficit solo si el Congreso deja
vencer los recortes tributarios promulgados por Bush en 2010.
También autoriza un incremento en el nivel de endeudamiento del
Gobierno federal, del límite actual de US$9.815 billones a
US$10.615 billones.
Además, continúa la tendencia al alza en los gastos de defensa, y
aumenta los gastos para varios programas internos.
La Casa Blanca estuvo lista con sus críticas al plan, al igual
que los senadores republicanos, que lo consideraron irresponsable
porque desalienta la austeridad fiscal.
El director de la Oficina de Gestión y Presupuesto de la Casa
Blanca, Jim Nussle, se declaró "decepcionado" de que los demócratas
en el Congreso hayan repetido "la misma jugada" de aumentar los
impuestos para financiar más gastos fiscales.
Nussle señaló que el plan demócrata se traducirá "en el mayor
incremento tributario en la historia de nuestra nación, añadiendo
otros 25.000 millones de dólares en nuevos gastos fiscales este año
y otros 209.000 millones en los próximos cinco".
El funcionario dijo que resulta problemática la decisión del
Congreso, en momentos en que el país afronta una desaceleración del
crecimiento económico.