Sucedió en 1983 y también en 1999 cuando, desde la oscuridad de la derrota, el peronismo debió aprender a subsistir fuera del poder. Igual que entonces, la derrota de Daniel Scioli en el balotaje del 22 de noviembre frente a Mauricio Macri de Cambiemos abrió una enorme interrogante sobre el futuro del justicialismo:
¿Quién será el nuevo líder de ese movimiento que, a partir del 10 de diciembre, deberá entregar las riendas del poder, reorganizarse y asumir el rol de principal partido de la oposición?
El dilema le quita el sueño a la dirigencia peronista que busca reagruparse tras un nuevo liderazgo que le permita volver a convertirse en alternativa de poder para 2019. Hoy, no hay jefe en el peronismo, mal que le pese a Cristina Fernández, que en cada paso de su larga despedida se resiste a la idea de bajarse de su pedestal -el de la Presidencia, pero también el de la "líder natural" del PJ- para volver al llano político.
Cristina lo dejó en claro una vez más la semana pasada, cuando sentó a la mesa del comedor presidencial a los gobernadores peronistas para recordarles a gritos quién es la que manda... al menos hasta el jueves.
Pero con el peronismo derrotado en las urnas, Cristina ya no es la única anotada para disputar ese liderazgo.
Lo está Daniel Scioli que, con 48,6% de los votos en el balotaje, se siente con derecho a erigirse en el nuevo conductor del PJ. También Sergio Massa cree tener legitimidad gracias a sus 5 millones de votos en la primera vuelta y a que cuenta con bloque propio en Diputados. Su socio electoral José Manuel de la Sota tampoco esconde su deseo de convertirse en la cabeza de la renovación peronista, blandiendo el 71% de votos con el que los cordobeses mostraron su corazón anti kirchnerista y se inclinaron por Cambiemos.
El pelotón lo completan el salteño Juan Manuel Urtubey, que durante la campaña se dibujó un perfil independiente del kirchnerismo duro, atreviéndose a desafiar a "la jefa". Florencio Randazzo es el quinto hombre aunque, no le será fácil que sus compañeros le perdonen su "alta traición". No sólo dijo "no" cuando Cristina le pidió que bajara a la provincia por el bien del proyecto, sino que salió a criticar públicamente a Scioli, incluso, escasas horas antes del decisivo balotaje.
Barajar y dar de nuevo
El tema, además de una cuestión de nombres, pasa también por el timing de la reorganización.
Para Rosendo Fraga, "es difícil que el PJ defina un liderazgo" antes de las legislativas de 2017, y vaticina que para entonces, el territorio bonaerense volverá a ser el principal campo de batalla para que emerja el nuevo líder. "En La Cámpora se especula que Cristina Kirchner puede retornar al campo electoral, presentándose como candidata a senadora nacional en 2017 en la provincia de Buenos Aires. Alrededor de Scioli, ha trascendido que no descarta retornar a la puja política, presentándose para esa misma candidatura. Massa, por su parte, analiza participar en la misma competencia", enumera el director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
Sin embargo, Fraga considera que la definición de la conducción partidaria, prevista para abril-mayo del año próximo (la presidencia formal del PJ la ejerce hoy el jujeño Eduardo Fellner) podría convertirse en anticipo de lo que vendrá.
Mariel Fornoni, titular de Management & Fit, en cambio, imagina a un PJ ya reorganizado promediando 2016, coincidiendo con la renovación de las autoridades partidarias y de cara a la campaña de 2017. "La reconstitución del peronismo va a ser rápida", vaticina. Y agrega: "Habrá que ver cuál de las facciones emerge con más fuerza. No imagino a Scioli formando parte del kirchnerismo sino más bien reinventándose junto a los gobernadores. Y a Massa presentándose como el renovador... A Massa y a Scioli los veo muy bien posicionados", remarca.
Igual que Fraga, el sociólogo Marcos Novaro también cree que la elección de autoridades y el 2017 podrían resolver la interna del PJ, pero disiente con la idea de un peronismo fragmentado. "Probablemente no haya tanto pase de facturas... Para algunas cosas, Cristina puede seguir cumpliendo una función, como llevar la voz cantante cuando Macri dé alguna mala noticia económica. Y otros temas pueden canalizarse a través de Scioli y Urtubey. Massa es un candidato competitivo por el Senado en el 2017 y allí puede definirse la cuestión", dice.
El histórico dirigente peronista Julio Bárbaro contradice a Novaro en cuanto a las posibilidades de Cristina de conservar la jefatura del PJ, que comenzó a ejercer tras la muerte de su esposo Néstor Kirchner. "Cristina es la jefa de la derrota. Su retirada es indigna y esa indignidad expresa que no hay futuro, no hay continuidad. Y de Scioli, igual que de Cristina, si le sacan el cargo, no queda nada. El kirchnerismo desaparece", asegura.
Necesidad de seguir
Novaro no lo ve tan claro como Bárbaro. Y no sólo porque el 48% obtenido en la elección "legitima" a la Presidenta sino porque Cristina necesita mantenerse activa, aparte de sus ambiciones políticas, para no convertirse en "presa fácil" de jueces y fiscales una vez fuera del poder.
La Presidenta sabe que a partir del 10 de diciembre sus problemas judiciales pueden agravarse. La causa Hotesur, la empresa que administra el hotel familiar Alto Calafate, puede complicarla a ella y a su hijo Máximo. Un político retirado puede ser tentador para la maquinaria judicial.
Fornoni coincide en este punto, aunque afirma, en sintonía con Bárbaro: "Cristina es la responsable de la derrota. Nadie le rinde pleitesía, como suele decir Bárbaro, a quien te llevó al cementerio".
El dirigente peronista, por su parte, cree que "el PJ se va a sacar de encima al kirchnerismo más pronto que tarde, y van a quedar, por adentro, Randazzo y Urtubey, y por afuera, Massa y De la Sota".
Imposible no caer en la tentación de arrancar con las apuestas... la disputa por el nuevo liderazgo del peronismo recién empieza.