Banco Espirito Santo (BES) vivió ayer otra jornada agitada en bolsa al ceder un 4,65%, hasta los 0,615 euros. No obstante, llegó a caer más de un 10% a lo largo de la sesión, después de las informaciones aparecidas en la prensa lusa sobre el plan de reestructuración de su filial en Luxemburgo, Espirito Santo International (ESI). Además, los inversionistas están preocupados por el banco del BES en Angola, con una cartera crediticia de 6.000 millones de euros. Desde fines de mayo, el banco sufre un descenso en la bolsa de casi el 50%.
Por tanto, ni siquiera el cambio de dirección, anunciado por el banco el pasado viernes, ha frenado la extrema volatilidad del valor.
Se decidió sustituir a Ricardo Salgado, que llevaba 22 años al mando, por Vítor Bento, consejero de Estado, después de que el Banco de Portugal obligara a la familia fundadora a abandonar la dirección tras duras peleas internas.
Ayer se sumó Moody’s al anunciar una fuerte rebaja de tres escalones de la calificación de Espirito Santo Financial Group (ESFG), propietario del BES con 25,1%, que se dejó ayer en bolsa un 10,96%, hasta los 1,30 euros. Le bajó la nota desde B2 a Caa2 y, además, le mantuvo en revisión para otra posible rebaja. La agencia define este nivel como “una posición pobre y sujeto a un riesgo de crédito muy alto”.
A fines de mayo, ESFG identificó en una comisión de auditoría “irregularidades materialmente relevantes” tras revisar las cuentas financieras consolidadas de ESI entre el 30 de septiembre y el 31 de diciembre de 2013.
El gobierno ha dicho que el Banco Espirito Santo está aislado de los problemas que sufre el holding de la firma y que no hay riesgo para las finanzas públicas. Pero el mercado no le cree. De hecho, la rentabilidad del bono a diez años registró ayer un nuevo avance al pasar de 3,648% a 3,771%.