La economía de Estados Unidos creció a
un ritmo anual del 0,6% entre enero y marzo, por encima de
lo que esperaban los analistas, según datos facilitados hoy por el
Departamento de Comercio.
Después de un ritmo de crecimiento del 0,6% entre
octubre y diciembre, la mayoría de los analistas había calculado que
el ritmo en el primer trimestre de este año sería del 0,3%.
El cálculo preliminar del Departamento de Comercio, que está
sujeto a correcciones cuando el gobierno reciba más información,
indica que Estados Unidos no ha entrado en una recesión, aunque el
ritmo de la actividad económica es muy lento.
En buena medida el incremento del Producto Interior Bruto (PIB)
en el primer trimestre se debió a un incremento de 0,8 puntos
porcentuales en los inventarios de las empresas. Los detalles
muestran un panorama menos halagador que el mero índice del PIB.
Las ventas finales de productos fabricados en el país bajaron un
0,2% en tanto que las ventas finales de todos los
productos cayeron un 0,4%, su primera disminución desde la
recesión en 1991.
La economía produjo más bienes y servicios, pero este incremento
fue a parar a los almacenes de inventarios y a la exportación, de
manera que no se produjo un aumento del consumo o la inversión. Este
aumento de los inventarios podría resultar en un crecimiento más
débil en el segundo trimestre.
Mientras se aguarda la decisión de la Reserva Federal, hoy,
acerca de las tasas de interés y su diagnóstico acerca de la
inflación, el Departamento de Trabajo indicó que el costo de la mano
de obra creció a un ritmo más lento en el primer trimestre del año.
En términos generales el costo de la mano de obra subió un 0,7% entre enero y marzo, después de un avance del 0,8% entre octubre y diciembre. Los analistas habían calculado un
incremento también del 0,8% en el primer trimestre.
En un año, el costo de la mano de obra ha subido un 3,3% en Estados Unidos, lo cual es otro indicio de la presión de
inflación que preocupa a la Reserva Federal.
El informe del Departamento de Comercio sobre el PIB muestra que
el gasto de los hogares, que representa la mayor parte de la
economía de EE.UU., creció en el pasado trimestre a su ritmo más lento
desde 2001, cuando el país estaba en recesión, al tiempo que
subieron las pérdidas de empleo, los precios de alimentos y
combustibles, y cayeron los valores de las casas.