La crisis alimentaria mundial, que a partir
de mañana analizarán en Roma líderes de todo el planeta, es abordada
por Latinoamérica con medidas que van desde la eliminación de
aranceles a las importaciones de granos hasta la prohibición de
exportar productos como soja, trigo o arroz.
La Cumbre sobre Seguridad Alimentaria, convocada por la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO), intenta dar una respuesta coordinada a un
problema que afecta a países ricos y pobres por el encarecimiento o
escasez de algunos productos básicos.
En ese sentido, las acciones de los países latinoamericanos, que
son grandes productores de materias primas agrícolas, se centran en
tres puntos: subsidios al campo y rebaja de los aranceles al sector,
fomento a la productividad acompañada de una reserva de productos y
restricciones a las exportaciones de granos.
México, por ejemplo, anunció la semana pasada la eliminación de
aranceles a la importación de productos como maíz, arroz y trigo,
así como una cuota libre para el fríjol.
Las medidas, que el presidente Felipe Calderón presentó como
"Acciones de apoyo a la economía familiar", también ofrecen ventajas
para la importación de leche en polvo y de insumos para la
avicultura y la ganadería.
Un camino similar siguió Panamá, que rebajó los aranceles para
las importaciones de lentejas, fríjoles enlatados, sardinas, atún y
pescado congelado, entre otros.
El presidente Martín Torrijos creó además el plan "Agrocompita",
por medio del cual el Estado panameño compra toda la producción
nacional de arroz, que distribuye a precios más bajos en el país.
Nicaragua también eliminó transitoriamente los aranceles para las
compras de fríjol, aceite, avena, cebada y otros productos
elaborados a base de esos cereales y de soja.
Centroamérica, que el mes pasado celebró una cumbre regional para
examinar la crisis alimentaria, se propuso desarrollar proyectos que
incentiven el cultivo de granos básicos y la inversión social.
Costa Rica, Nicaragua y Guatemala pretenden crear seguros de
cosecha, financiación al sector agrícola y a los insumos
agropecuarios, e incluso ayuda financiera a familias en extrema
pobreza.
República Dominicana y Haití establecieron políticas de subsidios
a los productos de mayor consumo, como arroz, leche, pollo, huevos y
habichuelas, al tiempo que adoptaron medidas para fomentar la
productividad del campo y la creación de una reserva de granos.
Acciones similares tomó Colombia, entre ellas un programa de
apoyo al almacenamiento de arroz para aumentar el cultivo y, por
ende, la oferta de este alimento.
El Gobierno venezolano, que en los cuatro primeros meses de este
año invirtió más de 2.000 millones de dólares en importaciones de
productos agrícolas, suscribió acuerdos con China, Argentina,
Ecuador, Irán y Cuba para incentivar la producción nacional.
Perú pretende invertir más de 1.200 millones de dólares en el
sector agrícola en los próximos cinco años para aprovechar las
ventajas del Tratado de Libre Comercio con EE.UU., lo que debe
llevar a un aumento de la producción.
Cuba, por su parte, anunció que elevará la producción de arroz e
invertirá este año 2.012 millones de dólares en compras de ese
producto, que distribuye a razón de 3,5 kilos mensuales por persona,
mediante la cartilla de racionamiento.
En países como Brasil, Ecuador y Bolivia, las medidas están
orientadas a restringir la exportación de algunos productos.
Brasil y Ecuador han sufrido los efectos de la crisis en términos
de inflación y, para controlar una eventual escasez, suspendieron
las exportaciones de arroz.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, declaró el
pasado viernes, antes de viajar a Roma, que la actual crisis "no es
un problema para Brasil, sino una gran oportunidad, porque este país
tiene tierra, tiene tecnología y sabe producir".
Mientras tanto, el Gobierno boliviano prohibió y luego levantó
las exportaciones de arroz, pollo o maíz, pero mantiene las
restricciones a las ventas externas de aceite de soja, que están
sometidas a cupos en función de los precios internos.
Argentina no ha adoptado medidas relacionadas con la crisis
alimentaria mundial porque, pese al conflicto entre el Gobierno y
los productores agrícolas, el país es uno de los graneros del mundo,
aunque Brasil denunció que le suspendieron las ventas de trigo.
El Gobierno y los arroceros uruguayos acordaron la venta del
grano a bajo coste para no perjudicar a la población, mientras que
la ministra de Agricultura de Chile, Marigen Hornkohl, dijo que el gobierno estudia la entrega de subsidios a los agricultores y de
bonos a los sectores más pobres.