El gobierno y las asociaciones agropecuarias de
Argentina volvieron a mostrar hoy discrepancias en medio de las negociaciones
abiertas tras una huelga del campo que duró tres semanas y causó desabastecimiento
de alimentos.
Pocas horas después de fijar una "agenda de trabajo" con las
entidades rurales para discutir desde hoy los temas más urgentes del sector, el
jefe del Gabinete, Alberto Fernández, dijo que "tampoco es fácil hablar
con dirigentes que han desabastecido a la Argentina".
"Estamos en el horno, tenemos el aliento de mucha gente en la nuca",
advirtió, a su vez, el titular de la Federación Agraria,
Eduardo Buzzi, quien aseguró que "ya no hay tiempo para dilatar"
medidas para el campo.
De todos modos, tanto el Ejecutivo como las patronales rurales insistieron en
la necesidad de seguir adelante con las negociaciones para evitar un
recrudecimiento de las protestas, que duraron 21 días e incluyeron bloqueos de
carreteras en todo el país.
En un encuentro que las partes mantuvieron este lunes en la Casa de Gobierno quedó
definido que hoy comiencen en la sede de la Secretaría de
Agricultura reuniones de "mesas técnicas" en las que se analizarán
medidas sobre granos, productos lácteos, ganadería y economías regionales.
En declaraciones a Radio América, el jefe del Gabinete indicó que con las
reuniones que el Ejecutivo mantiene con las asociaciones agropecuarias se está
"dando vuelta a la página" para "poner el esfuerzo en
producir".
"Hemos vivido una situación muy compleja, un paro que socialmente ha
merecido cuestionamientos diversos y no le ha dejado un buen resultado al país.
Tenemos que salir de eso para ver cómo podemos pensar en poner ese esfuerzo
para producir", agregó.
Las cuatro mayores entidades rurales del país decretaron la huelga en marzo
pasado en rechazo al aumento de los impuestos a la exportación de granos y la
suspendieron por 30 días el pasado 2 de abril, cuando se estableció una
"tregua".
En declaraciones a radios de Buenos Aires, Buzzi sostuvo que aún no se alcanzó
"una definición" sobre el aplazamiento de las retenciones a las
exportaciones de granos e indicó que en el campo "no hay confianza"
en la política del Gobierno para el sector.
Al ser consultado sobre si los productores pueden volver a bloquear las rutas,
reconoció que "eso es lo que se ha instalado por estos días" ante la
posibilidad de que no haya "cuestiones concretas" que resuelvan el
conflicto.
Igualmente, el titular de la Federación Agraria destacó que "apareció una
agenda agropecuaria que no había estado en mucho tiempo".
Dijo, asimismo, que todavía se está "razonablemente a tiempo para dar un
giro para que se consolide uno de los grandes puntales de la economía
argentina".
En el inicio de las negociaciones técnicas, hoy por la tarde se reunirán las
comisiones de granos y ganadería, mientras que las de productos lácteos y
economías regionales están previstas para el próximo jueves.
El campo sostiene que la nueva política impositiva, que a comienzos de marzo
supuso un alza de impuestos a la exportación de soja y girasol, representa para
el sector una "confiscación adicional" de 2.500 millones de dólares
al año, además de los 7.500 millones anuales que aporta por otros impuestos.
Pero las autoridades aducen que buscan evitar el alza de los precios internos
de los alimentos, mejorar la distribución del ingreso e impedir que el país
solo se dedique a exportar soja en desmedro de otras actividades agropecuarias
y de la industria.