El secuestro del multimillonario Xiao Jianhua en Hong Kong, a manos de agentes de seguridad chinos la semana pasada, ha sido condenado como un nuevo golpe a la legalidad en el centro financiero semi-autónomo.
“Ahora está muy claro que el gobierno de Hong Kong ha fracasado completamente en su misión de proteger a Hong Kong en el esquema de Un País, Dos Sistemas”, dijo Claudia Mo, un miembro de la oposición en el consejo legislativo.
Se refería al acuerdo en el que se le prometió al territorio autonomía política, independencia legal y libertades civiles por 50 años tras su traspaso de manos del Reino Unido en 1997. “Hong Kong está perdiendo rápidamente su estatus como centro financiero internacional, a medida que se convierte en otra ciudad china más”, añadió Mo.
Beijing y sus fuerzas de seguridad han intensificado su intervención en el territorio en los últimos años.
Xiao, quien nació en China y adquirió nacionalidad canadiense, fue uno de varios magnates en autoimponerse el exilio en el hotel Four Seasons.
Una lista creciente de personas de negocios han sido entrampados en la campaña anticorrupción del presidente Xi Jinping. Algunos se han mudado a Hong Kong, donde las autoridades ejecutivas del continente tienen prohibición legal de operar.
“Vinieron hasta acá por la fuerza de la ley y para estar fuera del régimen de seguridad del Estado”, dijo Willy Lam, un profesor de política en la Universidad China de Hong Kong. “El caso de Xiao es una violación flagrante de la Ley Básica (una mini Constitución) y muy malo para el futuro de Un País, Dos Sistemas y nuestro propio futuro como centro financiero”, aseguró.
Ayer, el gobierno de Hong Kong se abstuvo de entregar más información sobre cómo Xiao fue sacado del hotel el viernes y llevado a China continental. “La policía está investigando el caso”, señaló.
Starry Lee, presidente del principal partido pro-Beijing en Hong Kong, minimizó el incidente, señalando en una radio local que escuchaba “rumores”, pero no un caso “de imposición de la ley a través de las fronteras”.
Regina Ip, una ex secretaria de seguridad con ambiciones para convertirse en la próxima líder de Hong Kong, pidió un acuerdo de extradición formal con China continental para asegurar “la protección completa de los derechos y libertades de todos los residentes”.
Woo Kwok-hing, un ex juez que también es candidato en el proceso de selección de jefe ejecutivo de marzo, llamó a una oposición más fuerte a la interferencia. “Yo no permitiría que oficiales continentales o extranjeros fuercen una ley contra cualquier persona en Hong Kong”, señaló. “Espero que el gobierno de Hong Kong haga lo mismo”, dijo.
Steve Vickers, un consultor de riesgo político que lideró la oficina de inteligencia criminal de la policía antes de 1997, dijo que las fuerzas de seguridad continentales suelen trabajar con grupos de triadas y que las autoridades estaban “impotentes” para detener la interferencia”.
Lee Boo, un editor que publicaba libros críticos de los líderes de Beijing, fue abducido en 2015. Tres de sus colegas fueron arrestados en el continente y otro en Tailandia.
Vickers dijo que otros varios empresarios ricos habían sido secuestrados desde Hong Kong y aparecían en custodia en el continente, y que no todos los casos han sido dados a conocer al público.
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