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Segunda candidatura de Hillary Clinton a la Casa Blanca

Clinton debe presentar un mejor esquema de su desempeño como presidenta

Por: FT View, Financial Times | Publicado: Martes 14 de abril de 2015 a las 04:00 hrs.
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Posiblemente fue la declaración más esperada en la historia electoral estadounidense. Sin embargo, para tan larga espera, el lanzamiento presidencial de Hillary Clinton estuvo particularmente falto de contenido. En su vídeo de apertura, ella declaró que iba a realizar su campaña para "ganar" el voto estadounidense. Este comentario fue muy acertado. La regla más importante de la segunda candidatura a la Casa Blanca de Clinton es evitar dar cualquier impresión de creerse con derecho a la posición. Aparte de eso, sin embargo, existe poca idea de qué Clinton si ganara la presidencia. A menos y hasta que ella presente sus prioridades, los votantes tendrán razón para cuestionar sus motivos.

El reto es mínimo en relación con la política exterior. Debido a su experiencia como ex secretaria de Estado estadounidense, Clinton será la candidata con mayor experiencia de cualquiera de los partidos. Los opositores argumentan que ella tuvo pocos logros dignos de mención durante sus cuatro años en el cargo. Eso es injusto. Si bien no existen tratados revolucionarios por los cuales pueda dársele crédito, ella ayudó a Barack Obama a implementar los bien acogidos cambios en el curso del agresivo unilateralismo establecido por el presidente George W. Bush.

Además, fue Clinton quien formuló la política de "pivotar hacia Asia" de Obama. La lógica de esta maniobra perdura. Aunque los conflictos políticos en el Medio Oriente continúan, esto no debiera minar el nivel de atención que EEUU presta a Asia. Clinton también puede atribuirse cierto crédito por el acuerdo marco nuclear de Irán que negoció John Kerry, su sucesor, a principios de este mes. Ella ayudó a orquestar las sanciones que llevaron a Irán a la mesa de negociaciones.

A medida que la campaña de 2016 se intensifica, Clinton tendrá que defender el legado de Obama. Ella no puede repudiar sus conceptos básicos. Por razones políticas, va estar tentada a distanciarse de la negociación con Irán con el fin de ganar el apoyo de los grupos de presión pro-israelíes más extremistas. Sin embargo, ella debe resistir este impulso. Suponiendo que pueda finalizarse, un pacto con Irán redundará en beneficio del interés nacional de EEUU. Pero Clinton puede, y debe, indicar una mayor disposición que el presidente Obama de involucrar al mundo en una manera más constante en los esfuerzos diplomáticos estadounidenses. Si ella es ligeramente más extremista que Obama, no hay problema. Sus instintos centristas están muy alineados con la opinión pública estadounidense. Como ella ya lo ha comunicado, el mantra de Obama de "no hacer cosas estúpidas" no equivale a una doctrina de política exterior.

El mayor reto que enfrenta Clinton es convencer a los votantes de que ella va a tener más suerte que Obama en acabar con el estancamiento de Washington. En cuanto a contenido, hay poca diferencia entre la promesa de Clinton de revivir las fortunas de la empobrecida clase media y las políticas de Obama que no fueron aprobadas por el Congreso. Ya sea una mayor inversión en infraestructura, una mejor capacitación de los trabajadores, una reforma del impuesto de sociedades, o el aprendizaje durante la primera infancia, las prioridades de Obama son, en general las más adecuadas. La función de Clinton es convencer a los votantes de que puede crear el ambiente ideal necesario para motivar la acción bipartidista. Las probabilidades no son favorables. Sea justo o no, Clinton representa una imagen tan polarizadora como Obama, y el panorama electoral hace que sea muy poco probable que los demócratas recuperen el control del Congreso en 2016. Clinton debe explicar, de alguna manera, cómo se desempeñaría mejor dentro de un sistema que ha estado a punto de desintegrarse por completo.

La gran diferencia con respecto a 2008 es que Clinton es la favorita para ganar la nominación demócrata. Eso le da el lujo de evitar tener que inclinarse demasiado hacia la izquierda con el fin de atraer a los liberales. Clinton debe usar esta flexibilidad para preparar una sólida campaña para las elecciones generales. Sin importar quién sea su oponente republicano, Jeb Bush o cualquier otro, la batalla que le espera será agotadora. Clinton no está destinada a ganar. Como lo expresó el domingo: la presidencia es un empleo que debe ganarse.

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