Nadie puede negar que la internacionalización del renminbi tiene una cierta aura de inevitabilidad. Si China será la mayor economía del mundo, entonces el renminbi será una moneda global. La pregunta es cuánto tiempo y qué forma tomará ese proceso. América Latina promete ser parte crucial de este puzzle, no sólo porque se ha convertido en un socio comercial tan importante con China, sino también por los desafíos que la región plantea a las ambiciones de Beijing para su moneda.
Es difícil exagerar la importancia creciente de China en la región. Para los arquitectos del plan de Beijing para el renminbi, sin embargo, la dificultad está en convertir enormes flujos comerciales denominados sobre todo en dólares en la divisa china.
Se ha hecho algún progreso a nivel oficial. Argentina tiene un acuerdo swap con China, y Perú se ha convertido en el primer país latinoamericano en abrir cuentas de compensación denominadas en renminbi, según el diario China Daily. El Export-Import Bank of China anunció un fondo de riqueza soberana de
US$ 1.000 millones que usaría el renminbi para invertir en la región en coordinación con el Banco Interamericano de Desarrollo.
Pero si bien los bancos centrales latinoamericanos en general quieren invertir parte de sus reservas en renmimbi o permitir el comercio en la divisa, son vagos en los detalles.
Para los grandes exportadores de Brasil, el principal beneficio de usar el renminbi sería bajar los costos en moneda extranjera removiendo la necesidad de convertir todas las transacciones en dólares, como se hace hoy. Pero la mayor parte de las exportaciones del país son commodities, como mineral de hierro y torta de soya, que se cotizan en dólares en los mercados internacionales. Incluso algunos de los productos de más valor agregado de Brasil, los aviones producidos por su manufacturero insignia, Embraer, tienen precios en dólares. Esto significa que incluso si cotizan en renminbi, seguirían estando sujetas a volatilidad cambiaria en los mercados mundiales.
Además, si grandes exportadores a China, como Vale, el productor de hierro, comenzaran a realizar grandes operaciones en la moneda china, tendría que haber vastos conjuntos de instrumentos de inversión y cobertura en renminbi para permitirles manejar las ganancias de estas transacciones. Los ingresos netos de Vale en el primer trimestre de este año superaron los US$ 13 mil millones.
Los importadores brasileños de mercancías chinas también podrían ser reacios a pagar a sus contrapartes chinas en renminbi. Esto, porque se espera que con el tiempo la divisa china se aprecie. Si bien estos factores podrían cambiar, la solución de largo plazo es que China permita la libre flotación de su moneda. Para que el renminbi se convierta en una moneda de reserva y comercial plena para América Latina, a la larga tendrá que verse como el dólar o el euro, dicen los economistas. China, sin embargo, no tiene apuro en dar pasos tan drásticos. Por el momento en América Latina, el dólar sigue siendo el rey.