La cruzada de Guangzhou por la reinvención
El Delta del Río Perla mantendrá su reputación como la fábrica del mundo, pero una con mejor calidad y con productos tecnológicamente avanzados.
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Imaginen que es un hermoso día soleado en Guangzhou y el año es 2015. Los hombres de negocios se están embarcando en trenes bala a Wuhan, Changsha, o más lejos como a Xiamen; y mientras ellos siguen su agenda, sus esposas pasan el tiempo tomando té, arreglándose el cabello, o comprando.
Modernos viajeros por el día a Hong Kong se suben al nuevo tren expreso Hong Kong-Shenzhen-Guangzhou y llegan en 50 minutos a Guangzhou. Buscan la última moda en venta en las tiendas locales, antes de hacer una pausa por un cappucino en los ostentosos cafés.
Fuera de Guangzhou, en Panyu y Nansha, han surgido nuevos parques industriales. Se han convertido el hogar de fabricantes de autos y productos tecnológicos, así como de compañías de investigación y desarrollo.
“Guangzhou se habrá transformado en un centro regional, alcanzando rápidamente a Shanghai en términos de prosperidad y estándares de vida”, dice Thomas Chan Man-hung, director del instituto de investigación en políticas públicas de la Universidad Politécnica de Hong Kong. “Para 2015, habrá jugado un rol clave en la metamorfosis de la provincia”.
Las políticas esbozadas en el plan de cinco años de la ciudad, que va de 2011 a 2015, llaman a una revolución industrial en el Delta del Río Perla que haga subir al “taller del mundo” en la cadena de valor y tecnología, y lo convierta en un centro de investigación y desarrollo.
Los fabricantes que usan materias primas importadas para procesar y producir exportaciones, y que son intensivas en mano de obra, además de ser grandes consumidoras de energía y contaminantes por naturaleza, son consideradas desagradables por el plan de cinco años. Aunque hoy representan cerca del 60% de las exportaciones de la ciudad y cerca de 59.500 dueños de fábricas hongkoneses resaltan entre ellos, sus días están contados, dice Chan.
“Las fábricas con mucha mano de obra y contaminantes serán barridas tarde o temprano”, aseguró. “Esperen una oleada de salidas de ejecutivos de grandes fábricas en los próximos meses”. Cuando las fábricas contaminantes finalmente se vayan, los cielos azules de Guangzhou volverán, agregó.
Danny Lau Tat-pong, director de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas de Hong Kong, predice que el número de fábricas en Guangzhou declinará con el tiempo en vez de desaparecer de un día para otro. Pero cualquiera sea el plazo, ese resultado es seguro, aseguró. “Todos los factores apuntan a la desaparición de industrias primitivas y de uso intensivo de mano de obra”, dijo Lau, cuya fábrica en la ciudad de Dalang produce fachadas para rascacielos.
Stanley Lau Chin-ho, subdirector de la Federación de Industrias de Hong Kong (FHKI en inglés), espera que una de cada tres fábricas hongkonesas al otro lado de la frontera salgan del negocio por las reformas industriales a no ser que se modernicen. Una encuesta de la federación hace dos años encontró que había 59.500 fábricas hongkonesas en el Delta del Rio Perla.
Algunos de los encuestados notaron que incluso sin reformas industriales, los costos crecientes, la fortaleza en aumento del yuan, y un incierto clima económico en Estados Unidos y Europa, los dejaron con pocas alternativas a añadir valor a sus productos. O podrían emigrar a regiones con costos más bajos, construir marcas o desarrollar productos con sus propios diseños industriales.
El ministro de Recursos Humanos y Seguridad Social de China dijo el 25 de julio que 18 regiones han aumentando su salario mínimo, con Shenzhen liderando en el país con 1.320 yuanes al mes.
Colectividad manufacturera
Un creciente número de manufactureros en Hong Kong han apostado su futuro al consumo local en China. Ellos planean conectarse a los prósperos mercados de Shangai y Beijing, y a boyantes mercados regionales como Guangzhou, Jiangsu, Dalian y Wuhan.
Mandarin Enterprises (International) -una firma textil que provee telas para la primera dama de EEUU Michelle Obama y a marcas de alta costura como Burberry, Max Mara y Lanvin- planea colaborar con un grupo de exportadores para penetrar esos mercados. La directora ejecutiva Estella Kwan Tak-ying dijo que un grupo de fabricantes estaba a punto de formar una organización de caridad, que serviría como plataforma para los manufactureros de Hong Kong para intercambiar información y compartir experiencias de ventas mayoristas y al detalle en China.
“Manufactura y retail son dos industrias diferentes”, dijo ella. “La mayoría de los manufactureros son empresas pequeñas y medianas. Un cuerpo colectivo proveería más recursos y experiencia”.
TAL Group es un productor de ropa de Hong Kong con una fábrica en Dongguan. Vende una de cada seis camisas que se venden en EEUU, y ha decidido mantener su foco en la manufactura como lo ha hecho en los pasados 64 años. Sin embargo, la compañía dijo que se diferenciaría de los rivales con tecnologías innovadoras y cadenas de suministro expandidas.
El director ejecutivo Roger Lee afirmó que la compañía planea volver a la moda personalizada el próximo año ofreciendo servicio a la medida para clientes con mucho dinero. Por ejemplo, compradores en Londres tendrán la posibilidad de ordenar ropa personalizada, eligiendo sus telas y diseños favoritos, y haciendo que un scanner de cuerpo tridimensional tome sus medidas. Los trajes se confeccionarán en las fábricas de la compañía en China, Vietnam, Malasia e Indonesia, para luego ser enviadas a los clientes.
“La tendencia es moda personalizada”, dijo Lee. “Nos vemos como científicos, no sólo como fabricantes de ropa”. Aunque Lee reconoce que es cara y poco rentable en las primeras etapas, cree que dará dinero una vez que alcance cierta escala económica y una ventaja tecnológica.
Lau de FHKI dice que el Pearl River Delta mantendrá su reputación como la fábrica del mundo, pero una con mejor calidad y con productos tecnológicamente avanzados.