Los líderes de la Unión Europea podrían aceptar la reintroducción temporal de controles fronterizos en el evento de un incremento “realmente crítico” de la inmigración ilegal, una medida que equivale a un remozamiento de la zona Schengen de movimiento sin pasaporte.
Diplomáticos que participan en los preparativos de la cumbre de esta semana dicen que los líderes respaldarán la idea de un mecanismo de suspensión de la normativa Schengen, esbozada primero por Italia y Francia en estos últimos meses a medida que inmigrantes que se alejan de la turbulencia en el norte de África cruzaban el Mediterráneo.
Pero los cambios establecerán límites claros a las circunstancias en las que pueden revivirse las fronteras europeas, en un esfuerzo por evitar el tipo de reintroducción unilateral de controles fronterizos como los revelados por Francia y Dinamarca en meses recientes.
Un borrador de las medidas planeadas visto por Financial Times dice que los países que enfrentan saltos en la migración primero tendrán que recibir asistencia técnica de la UE, así como intervención de Frontex, su agencia de gestión fronteriza, para cerrar espacios en sus fronteras externas antes de poder excluirse de Schengen.
Las medidas diluyen las propuestas por algunos estados, pero aún así abren la puerta a nuevos límites a los movimientos internos, los primeros desde que el área de libre desplazamiento entró en vigencia en 1995. El debate se enmarca en una discusión más amplia respecto de cómo lidiar con la inmigración ilegal hacia Europa. Los países en primera línea de las rutas de migración por tierra y mar, como Italia y Malta, han pedido una mayor participación de la UE y un mecanismo para reubicar a los migrantes en otros países del bloque.
Países del norte de Europa insisten en que el número de nuevas llegadas desde el norte de África difícilmente constituyen una crisis para los grandes países europeos como Italia.