Desmayando en un tormentoso mar de deuda
Es asombroso que Standard & Poor's pueda decir algo acerca de la clase de la deuda más conocida en el mundo que pueda considerarse que añade valor.
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Es asombroso que Standard & Poor's pueda decir algo acerca de la clase de la deuda más conocida en el mundo que pueda considerarse que añade valor. Esta compañía pertenece, después de todo, a una clase cuyas fallas contribuyeron mucho a la crisis financiera. Sin embargo, el anuncio de que estaba cambiando su calificación a largo plazo de la deuda federal de EEUU de estable a negativa nos recordó a todos algo vital: la economía mundial no está en un camino estable. Por el contrario, para adoptar una frase aplicada por el primer ministro chino Wen Jiabao a su país, la economía mundial es "inestable, desequilibrada, descoordinada e insostenible". La posición fiscal de EEUU es sólo uno de varios riesgos - y lejos de ser el más grande.
Esto puede no verse tan claro en las previsiones del último Panorama Económico Mundial del Fondo Monetario Internacional (WEO, su sigla en inglés). A nivel global sus previsiones son las mismas que en enero: un saludable crecimiento de 4,4% en 2011 y 4,5% en 2012. Incluso a tasas de cambio de mercado, se prevé una expansión de 3,5% y 3,7%, respectivamente. Se espera que el volumen del comercio mundial se acreciente 7,4% este año y 6,9% en 2012, después de la recuperación post-crisis de 12,4% en 2010. También se prevé que la inflación esté razonablemente bajo control, con un aumento de los precios al consumidor de 2,2% en 2011 y 1,7% en 2012 en las economías avanzadas. Incluso en los países emergentes, se pronostica un descenso de la inflación de 6,9% este año a 5,3% en 2012.
El WEO también establece un patrón de crecimiento divergente. Se espera que los países avanzados experimenten una recuperación moderada, con un crecimiento de 2,4% en 2011 y 2,6% en 2012. Entre tanto, se pronostica que las economías emergentes y en desarrollo se expandirán 6,5% en ambos años, con Asia emergente, liderada una vez más por China e India, creciendo 8,4% en ambos años.
Este es un mundo en transformación. Pero también es un momento de gran incertidumbre. El Informe de Estabilidad Financiera Mundial del FMI se inicia con la idea de que "los riesgos para la estabilidad financiera mundial se han reducido" desde octubre de 2010. La confianza realmente ha mejorado. Pero la realidad es otra cosa.
Primero, los países avanzados de ningún modo han vuelto a la normalidad: los déficit fiscales siguen siendo excepcionales, la política monetaria es expansiva, el sector financiero es frágil, sobre todo en la eurozona; el crecimiento del crédito ha sido muy lento en EEUU y la eurozona; los hogares de varios países, incluyendo EEUU y el Reino Unido, siguen muy endeudados, y existe la posibilidad de incumplimientos soberanos y quiebras bancarias, o ambos dentro de la eurozona. Por otra parte, a pesar de la escala de los estímulos monetarios y fiscales aplicados, todavía se espera que la recuperación de estos países sea anémica.
Segundo, mientras los países avanzados están de capa caída, varias economías emergentes están sufriendo de una excesiva expansión del crédito y recalentamiento. En muchos países, en especial en Asia emergente y América Latina, el producto está muy por encima de las tendencias anteriores a la crisis. Son particularmente preocupantes las posiciones de Argentina, Brasil, India e Indonesia. "En muchas de estas economías", señala el FMI, “tanto la inflación general como la subyacente están o subiendo de niveles bajos o ya son bastante altos" El FMI individualiza a Brasil, Colombia, India, Indonesia y Turquía; en los últimos cinco años, el crédito per cápita casi se ha duplicado en estas economías, en términos reales. Mucho de esto desemboca en bienes raíces. El FMI añade que "tales expansiones son similares a las experimentadas antes de anteriores auges y colapsos del crédito".
Tercero, hay interacciones complejas e inquietantes entre las dos partes de nuestra dividida economía mundial.
Una de ellas viene a través de la aparición de un boom en los precios de los commodities. El índice de precios de productos básicos del FMI aumentó 32% entre junio de 2010 y febrero de 2011. Detrás de este aumento hay una fuerte demanda en las economías emergentes de rápido crecimiento, en particular China, condiciones de oferta adversas, especialmente para los alimentos, e inestabilidad política en algunos países productores de petróleo. Algunos argumentan que la política monetaria es responsable. Esto no es convincente. Pero las tasas de interés muy bajas reducen el costo de financiar inventarios, mientras que la disminución en el dólar estadounidense eleva los precios en dólares.
El rápido aumento en los precios de los commodities ayuda a provocar una inflación alta en las economías emergentes y estanflación en los países avanzados. El resultado es presión por el ajuste monetario. Un banco central mundial podría estar endureciendo mucho la política monetaria, aún cuando tal respuesta a un cambio en los precios relativos llevaría a otros precios, incluyendo salarios, a caer en términos nominales. Ciertamente, el aumento de los precios de los productos básicos crea desafíos para la política monetaria en todas partes.
Otra interacción llega a través de las entradas de capital y la consiguiente presión al alza sobre los tipos de cambio en los países emergentes. El ajuste monetario exacerba la presión. Pero la presión cambiaria no es uniforme, ya que China maneja su tipo de cambio con gran eficacia. Muchos países temen que permitir apreciación y grandes déficits en cuenta corriente hace que sus economías sean vulnerables a los cambios en la política monetaria de EEUU. El FMI sugiere que "los controles de capital pueden ser el único instrumento a disposición de las autoridades en el corto plazo". Pero que economías abiertas pueden utilizarlos tan bien como China es dudoso.
Por último, pero no menos importante, tenemos el tema relacionado del rebalanceo de la demanda mundial. A pesar del recalentamiento en varios países emergentes, el FMI concluye que el reequilibrio se ha estancado. También observa que las consecuencias adversas en la demanda del reajuste fiscal en los países de altos ingresos deben ser compensadas en parte por un aumento en las exportaciones netas. Lamentablemente, señala, "una carga desproporcionada del rebalanceo de la demanda desde el inicio de la crisis la han sobrellevado economías que no tienen grandes superávit en cuenta corriente, sino que atraen flujos debido a la apertura y la profundidad de sus mercados de capitales". Tal reajuste -tanto limitado como maligno- aumenta considerablemente los riesgos de más golpes financieros.
En suma, las autoridades enfrentan una serie de desafíos complejos y entrelazados: la normalización monetaria y fiscal en los países avanzados; la corrección del rezago del exceso de deuda y la fragilidad financiera en esas economías; la gestión del recalentamiento de las economías emergentes; la adaptación a grandes cambios en los precios relativos, y el rebalanceo del patrón completo de la demanda mundial. Nada de lo que está pasando ahora sugiere que algo de esto será gestionado de modo competente, y mucho menos sin problemas. En resumen, quienes piensan que estamos viendo las altas tierras soleadas se engañan a sí mismos. Hay muchos baches en el camino.