Por Joe Leahy en São Paulo
Los préstamos tóxicos en Brasil llegaron a un récord el mes pasado, sumándose a los temores de que los mercados emergentes líderes estén encaminándose a una desaceleración más profunda de la esperado.
Los préstamos brasileños vencidos en más de 90 días llegaron a 6%, el nivel más alto desde que comenzaron los registros en 2000, dijo el banco central. El alza hace cuestionar los recientes esfuerzos del gobierno para estimular el endeudamiento, para intentar incentivar a la estancada economía del país.
“Los créditos parecen haber golpeado una muralla en los primeros meses de este año, pero han subido de nuevo hace poco”, comentó el economista de Capital Economics, Neil Shearing. “La clave es que es aún insostenible. Entre más dure esto, se convierte en una mayor preocupación”.
El gobierno brasileño de la presidenta Dilma Rousseff ha sido muy agudo en aplicar parte de la misma medicina para contrarrestar esta desaceleración económica tal como lo hizo su antecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, durante la crisis de 2009. Lula Da Silva en ese entonces impulsó a los consumidores a endeudarse más y comprar más viviendas, electrodomésticos, autos y refrigeradores, llevando a un auge que terminó sólo a mediados del año pasado con el empeoramiento de la crisis de la eurozona.
Pese a la rebaja de tasas del banco central, los bancos han estado reticentes a acelerar los préstamos debido a una constante alza en los préstamos tóxicos. El banco central dijo que entre los préstamos tóxicos que vencen en 90 días, aquellos destinados a los consumidores se elevaron 8%, la mayor alza desde noviembre de 2009.