Mucho antes de la sorpresiva decisión de India de retirar 86% de su dinero efectivo en circulación, los círculos derechistas estaban colmados de especulaciones acerca de si el primer ministro Narendra Modi daría ese paso para combatir el llamado dinero negro, el cual se refiere a los ingresos no declarados para fines tributarios u obtenidos ilegalmente.
Los economistas convencionales prestaron poca atención a los rumores, considerándolos "demasiado absurdos" para tomarlos en serio dado el daño económico que infligirían.
Pero ahora que India se tambalea por la aguda crisis monetaria provocada por la decisión de cancelar sus viejas billetes de 500 y 1.000 rupias, numerosos economistas y observadores están debatiendo qué otros experimentos heterodoxos en política económica puedan estar por venir.
El gobierno ha dicho que su política de desmonetización, que permite depósitos de billetes antiguos de alta denominación y el retiro de nuevos, terminará el 30 de diciembre. "Si el gobierno levanta los límites el viernes y hay una estampida de gente, los bancos dependerán totalmente del banco central para que les dé suficiente liquidez", dijo el director asociado de India Ratings and Research, Soumyajit Niyogi. "El Banco de la Reserva de India ha estado asegurando que tiene suficiente efectivo, pero los reportes de cuántas divisas hay en el sistema sugieren que no es así".
Se anticipa que Modi intensifique su campaña contra el dinero negro, siendo probable que su próximo objetivo sean las propiedades compradas con riquezas ilícitas y no registradas bajo los nombres de los verdaderos propietarios. Hay mucha especulación sobre otras dramáticas e inusuales medidas de reforma que él también está considerando, incluyendo posiblemente abolir el impuesto sobre la renta y substituirlo con un impuesto de transacción bancaria.
"La pregunta a largo plazo es si la desmonetización representa un cambio de la política económica convencional", comentó Rajeev Malik, economista sénior de CLSA. "Después de este paso en particular, no puedo descartar nada".
Modi no ha dicho nada públicamente sobre el origen de la idea de la desmonetización —una medida virtualmente sin paralelo en la historia económica contemporánea— pero pocos creen en la narrativa oficial de Nueva Delhi que afirma que simplemente estaba actuando según los consejos del banco central.
Más bien, la medida parece ser la creación de una organización poco conocida con base en la ciudad de Pune llamada Arthakranti, lo cual se traduce aproximadamente como "revolución económica". Este grupo está buscando cambios radicales en el mecanismo de recaudación de ingresos de India. Sus voluntarios —organizados y dirigidos por el ex pequeño empresario Anil Bokil— han cabildeado a los políticos durante años, y su búsqueda los puso en contacto con Modi cuando aún era primer ministro de Gujarat.
Arthakranti aboga por restringir el uso de dinero en efectivo y reemplazar todos los impuestos de India con un solo impuesto de transacción bancaria del 2% sobre cada transacción en el sistema financiero.
La reciente eliminación de grandes cantidades de efectivo de la economía pudiera, según algunos analistas, ser el inicio de un esfuerzo sostenido para hacer realidad la visión de Arthakranti. "Al reducir el efectivo, se fuerza a todo el mundo a incorporarse al sistema bancario, y cada transacción está sujeta a impuestos", declaró Saurabh Mukherjea, director ejecutivo de Ambit Capital. "Si no gastas y no realizas transacciones, no pagas impuestos".
Los activistas de Arthakranti sostienen que sus propuestas pondrían fin al hostigamiento de los empleados asalariados —que representan la mayoría de los 12,5 millones de contribuyentes de India— por parte de funcionarios de impuestos corruptos. Los activistas también creen que el sistema simplificado limitaría la evasión de impuestos generalizada.
"A las personas en India no les molesta la tributación. Tienen un problema con las dificultades de los impuestos, pero se reducirán con este sistema", comentó Adarsh Dhavan, un voluntario de Arthakranti. "Si la base es más amplia, el porcentaje de impuestos sería mucho menor, y a la gente no le importaría pagarlo".
Brasil impuso un impuesto sobre las transacciones bancarias durante una década a partir de finales de la década de 1990. Sin embargo, las evaluaciones posteriores concluyeron que los impuestos tendían a sacar transacciones del sistema bancario, reduciendo la eficiencia y conduciendo a tasas de interés más altas.
Sin embargo, la idea ya ha ganado partidarios influyentes que van desde el políticamente poderoso gurú del yoga Baba Ramdev hasta el ex editor de Forbes India, R. Jaganathan.
Jaganathan, director editorial de la revista india de derecha Swarajya, escribió recientemente que el impuesto sobre la renta "no era adecuado para la cultura india" debido a su diversidad y a una mentalidad profundamente arraigada que considera el pago de impuestos como una cuestión de juicio individual y de negociación. "A nadie en el mundo le gusta pagar impuestos sobre la renta, pero los indios son particularmente reacios a hacerlo", agregó.
Los economistas convencionales dudan que Modi se embarque en dramáticos cambios de política fiscal en el presupuesto de febrero, dados los trastornos ya causados por la prohibición del uso de dinero en efectivo de ciertas denominaciones. El impuesto indirecto también se considera altamente regresivo —agregando a la carga impositiva de los pobres— y los economistas también advierten que pudiera erosionar la competitividad de la manufactura.
"Esperemos que hagan el due dilligence en relación a qué tan factible, practicable, y sostenible es desde una perspectiva de ingresos y de gastos", comentó Malik. "Todo eso requerirá aportes de todas las personas adecuadas, en lugar de que algún burócrata diga: 'Es una idea brillante'".
Jahangir Aziz, jefe de análisis de mercados emergentes de JPMorgan, considera que las grandes medidas no convencionales en cuestión de política son poco probables durante los próximos seis meses. Pero después de eso, comentó, es factible que se tomen decisiones basadas en consideraciones que estén tan influenciadas por la política como por la economía, como sucedió con la prohibición del uso de ciertos billetes. "Las ganancias políticas que se han obtenido han sido significativas. Mucha gente piensa: 'Realmente no importa si no funcionó. Al menos él hizo algo, lo cual es mejor que no hacer nada", agregó Aziz. "La sorpresa es la nueva normalidad".