Los ataques aéreos y la artillería golpearon la astilla restante de los territorios tomados por los rebeldes en Alepo, mientras que el acuerdo para evacuar miles de civiles sirios atrapados en la ciudad estuvo al borde de colapso, sólo horas después de lograda la frágil tregua.
Los rebeldes sirios y Rusia, que ha intervenido a favor del presidente Bashar al-Asad junto con la potencia regional de Irán, se culpaban mutuamente por los nuevos ataques.
La violencia trajo desesperación a quienes quedaron atrapados en áreas rebeldes que han sufrido meses de sitio y semanas de bombardeos imparables tan intensos que los cuerpos quedaban dispersos por las calles y atrapados bajo los edificios colapsados.
Abdo Khudr, miembro del consejo local en Alepo, dijo que su familia pasó una noche llorando mientras se despedía de su amada ciudad y empacaba las cosas, sólo para despertar con los sonidos del fuego de cañones. “Vi que el bombardeo se acercaba, de a poco… y sentí la profundidad de la desesperación”, dijo. “¿Estoy realmente cerca del final? Vamos a enfrentar la muerte después de todo”, exclamó.
El acuerdo de que los rebeldes salgan de Alepo –entregándose al ejército de Asad– fue negociado por Rusia y Turquía, uno de los grandes respaldos de los rebeldes. Después de la ofensiva brutal del régimen que duró varias semanas, Asad está cerca de retomar la ciudad norteña, el bastión en la guerra civil que lleva cinco años y la mayor fortaleza urbana que quedaba en las manos de rebeldes.
La tregua fue anunciada el martes. Pero en unas horas, los rebeldes acusaron a militantes chiitas respaldados por Irán quiénes apoyan a Asad de dispararles en un intento de frustrar el acuerdo e incorporar sus propias condiciones. Rusia acusó a los rebeldes de bombardear un convoy de buses que estaba preparando para evacuar a las personas del enclave de dos kilómetros cuadrados donde quedaron atrapados los civiles y los rebeldes.
Vladimir Putin, el presidente de Rusia, habló ayer de Alepo con Recep Tayyip Erdogan, su par turco, reafirmando su compromiso para evacuar a los civiles y oposición, según un comunicado del gobierno de Turquía.
Los enfrentamientos resaltaron la fragilidad del acuerdo y la profunda desconfianza entre las partes en guerra. El acuerdo de salida había sido un progreso frenado por días, y fue alcanzado sólo cuando el régimen sirio, apoyado por los aviones rusos de guerra y militantes extranjeros chiitas respaldados por Irán, efectuó el ataque más violento y feroz de toda la guerra sobre Alepo. Pero lograr un acuerdo en la guerra multifacética de Siria es como perseguir a un objetivo en movimiento. Los jugadores locales, nacionales e internacionales, aún siendo del mismo lado, pueden tener agendas en conflicto y frustrar los esfuerzos del otro.
Los nalistas han sospechado hace tiempo que los intereses de Irán y Rusia no se alinean en Siria, y el fallido acuerdo por Alepo es un ejemplo de cómo Asad explota las diferentes miradas de Irán para desafiar la dominación de Rusia. Los oficiales del ejército sirio dijeron el martes que no fueron consultados sobre el acuerdo final.
“Tenemos el acuerdo de Turquía y Rusia con los rebeldes de Alepo, pero los militantes iraníes están en contra del tratado”, dijo Yaser Alyoussef de grupo rebelde de Nour al-Din al-Zinki. “Los militantes sectarios iraníes han frustrado la tregua de Alepo cercado, presentando nuevas condiciones que responden a sus intereses”.
Las milicias respaldadas por Irán, dicen rebeldes, demandan intercambio de prisioneros en toda la provincia y liberación de todos los heridos atrapados dentro de ciudades chiís norteñas de Kefraya y al-Fuaa, que estuvieron tomadas por los rebeldes por más de un año.