Por Aline van Duyn y Dan McCrum
Una hora después de que EEUU perdiera su triple A el viernes en la noche, los reguladores bancarios emitieron un comunicado que decía que la rebaja no afectaría la forma en que se calcula el riesgo de la deuda del Tesoro de EEUU. Por lo tanto, los bancos no tendrían que aumentar sus reservas de capital por sus tenencias de bonos gubernamentales.
Sin embargo, gran parte del sistema financiero no está directamente bajo el control de los reguladores y el impacto del recorte en estos mercados no es claro.
Con frecuencia llamado “sistema bancario en la sombra”, este sector incluye derivados, el mercado de recompra (repo) y la securitización de activos garantizados. Camino a la crisis, el sector creció hasta acumular obligaciones por US$ 20 billones en EEUU en 2008.
La banca en la sombra se ha reducido a medida que el apalancamiento en el sistema bancario caía, pero aún es mayor que los pasivos tradicionales de los bancos que captan la atención de los reguladores.
La rebaja en la nota podría impactar al mercado repo y, por lo tanto, la disponibilidad de crédito a los bancos y los inversionistas. El mecanismo es a través de un descuento que se aplica a los bonos del Tesoro de EEUU en el mercado de recompra. Cuando los descuentos son bajos, los bonos pueden usarse para pedir más dinero y viceversa.
El impacto del recorte se sentiría también en el mercado de los activos garantizados donde préstamos como hipotecas o en tarjetas de crédito son agrupados en bonos, muchos de ellos calificados con triple A, que les permite conseguir dinero más barato.
Los mercados privados de securitización se han reducido a una fracción del tamaño previo a la crisis financiera, después de que cientos de miles de millones de bonos con respaldo de hipotecas calificados con triple A mostraran casi no tener valor. En el largo plazo, esto tiene el potencial de disminuir el apalancamiento y aumentar los costos de crédito para un amplio rango de financiamiento.