La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) mantendrá
invariables los tipos de interés en la reunión que comenzará mañana,
a juicio de los analistas, que apuntan que un alza perjudicaría el
crecimiento y una bajada podría alimentar la inflación.
En la actualidad el tipo de interés de referencia se encuentra en
el 2%, frente al 5% en que se encontraba en
septiembre pasado. Pero las señales que emite la economía estadounidense son
ambiguas.
Por un lado, varios datos apuntan a que aún pueden ser necesarios
nuevos recortes en los tipos de interés.
El Departamento de Trabajo informó en los últimos días que el
desempleo en mayo subió cinco décimas, hasta el 5,5 por ciento.
Además, el crecimiento económico está casi estancado y los aumentos
de los precios del petróleo han duplicado el ritmo de la inflación
desde enero.
Igualmente, la concesión de préstamos sigue siendo baja, lo que
muestra que la restricción del crédito, causada por el
desmoronamiento del sector inmobiliario, no ha finalizado.
Pero por otro lado, también hay datos que incitan al optimismo.
El viernes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó en 0,6
puntos porcentuales su previsión de crecimiento de EE.UU., al 1,1%, ante la percepción de que la mayor economía del mundo se
comportó mejor de lo esperado en el primer trimestre.
La economía de Estados Unidos creció un 0,9%, en
términos anuales, entre enero y marzo, frente al 0,6% del
último trimestre de 2007, según los últimos datos oficiales.
Otro factor en la ecuación económica son los US$ 152.000 millones que recibirán más de 130 millones de contribuyentes dentro
de un "paquete de estímulo" aprobado por el Congreso y promulgado en
febrero por el presidente George W. Bush.
Estas razones sugieren, por sentido común, que la Reserva Federal
haría bien en dejar las tasas de interés como están.
No obstante, en el mercado de futuros, el 48% de los
operadores cree que la tasa de interés subirá al 2,25% en
agosto, y el 67% apuesta a que la tasa de interés habrá
llegado al 2,75% en noviembre.