Un estudio elaborado por KPMG, Estudio Global 2008 del Sector Automotriz, evidenció que la industria de los autos se expandirá pese a la crisis financiera mundial por la que se atraviesa.
Mientras la economía global se ve afectada con el
precio del petróleo en records históricos y por las restricciones en los créditos para
bienes de consumo, el mercado automovilístico mundial está a punto de entrar en
una fase expansiva.
Este crecimiento se traduce hoy en un aumento en las expectativas de
rentabilidad y una menor preocupación acerca de la insolvencia y quiebras.
Entre las principales razones de la confianza sectorial está
el incremento del interés de los fabricantes por disminuir las emisiones de
dióxido de carbono (CO2), pero sobre todo, por las expectativas de la
motorización de las clases medias en los países emergentes.
De igual forma, hay un balance positivo de las inversiones
en el sector, principalmente en los productos orientados a los sistemas
híbridos y a las tecnologías de las pilas de combustible. Esta situación va a
generar valor en las empresas del sector y podría, afirma el estudio, dar mayor
importancia a los resultados de corto plazo.
Según el informe, también disminuyen los temores por el exceso de la capacidad
de producción, al tiempo que el crecimiento de mercados emergentes como China
está siendo mayor de lo previsto.
La evolución del gigante asiático lo convertirá en el mayor
productor de automóviles en no más de cinco años, y se espera que en menos de
diez años comience a exportar a Estados Unidos.
Además, el informe de KPMG señala que las fusiones y
adquisiciones en la industria se reducirán en los próximos cinco años entre los
fabricantes. Sin embargo, las previsiones en el corto plazo se centran en un
buen nivel de estas operaciones en mercados en desarrollo como los asiáticos y
los de Europa del Este.
Para los ejecutivos del sector, los cuatro retos
prioritarios a futuro se concentran en: calidad de producto, reducción de
costos, explotación efectiva de las nuevas tecnologías y la economía global.
Las cuestiones medioambientales no entran en ese grupo de
prioridades, pero toman cada vez más peso en la toma de decisión.
Como criterios de compra en los consumidores seguirán
predominando la calidad, el consumo eficiente, la seguridad, el precio
asequible y la capacidad para el uso de fuentes alternativas de energía.