De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de Bolivia, el Índice Global de Actividad Económica (IGAE, un índice mensual de la actividad económica que sirve como una aproximación del PIB) aumentó 6,3% en abril respecto del mismo mes del año anterior.
La actividad económica se mantiene sólida, pero la tasa de crecimiento en abril fue la más lenta en diez meses, reflejando una pérdida gradual de impulso en las industrias claves. La ralentización ha sido principalmente pronunciada en el sector gasífero, el motor de la economía boliviana. El sector gasífero se expandió más de 10% año sobre año en abril, en comparación con un crecimiento de 11,6% en el primer trimestre y 18,5% en 2013. Pese que la producción de gas sigue aumentando, gracias a fuertes influjos de inversión extranjera, las ganancias de exportaciones de las ventas a Brasil y Argentina (sus principales mercados de exportación) han sido afectadas por los bajos precios de los commodities y cuellos de botella de infraestructura.
Otro sector clave que ha perdido impulso en el último año es el de los servicios financieros, pese que su crecimiento se mantiene alto, en 9,8% en abril. La implementación de una ley del sector financiero que permite que el gobierno limite las tasas de interés ha significado una caída en las ganancias en las instituciones financieras desde 2013, mientras que la incertidumbre regulatoria persiste.
Los cambios regulatorios también han limitado un mayor crecimiento de la agricultura en los años recientes, pero en abril el sector experimentó una ligera desaceleración principalmente por condiciones climáticas adversas.
Todos los otros subsectores registraron un mejor desempeño en abril, impulsados por un gasto fiscal alto y un crecimiento fuerte del consumo privado. El gasto en infraestructura pública en carreteras, energía, vivienda y proyectos industriales elevó el crecimiento de la construcción (10,8%) y el transporte (7%). Mientras que el sector manufacturero se benefició de una abundante cosecha de soya y un repunte de algunas actividades industriales.
A diferencia de otros años, la industria minera mostró un crecimiento modesto (2,3%), y la producción de las grandes minas aumentó.
No obstante, pese a las nuevas regulaciones para tratar de aumentar la inversión en el sector, hay desafíos operacionales significativos, incluyendo un exceso de personal e ineficiencias en las minas estatales y el riesgo de que comunidades locales tomen control de minas a la fuerza.
En este contexto, es poco probable que la industria minera replique las tasas de crecimiento vistas antes de 2010, cuando era común que el sector se expandiera más de 20% anualmente.