Asia:incertidumbre por fallo sobre el Mar de China Meridional
China podría tomar medidas agresivas tras el pronunciamiento de la corte internacional, generando intervención de Estados Unidos. En tanto, no está clara la reacción del presidente filipino, Rodrigo Duterte.
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La Corte de Arbitraje Permanente (PCA) entregó un veredicto arrollador a favor de Filipinas en el caso contra las aspiraciones territoriales de China sobre el Mar de China Meridional. La Economist Intelligence Unit espera un período inicial de relativa calma, mientras la decisión es digerida y las discusiones diplomáticas se abren. No obstante, en el largo plazo, las diferencias irreconciliables probablemente renovarán las tensiones.
Lo más dañino para China fue que la PCA determinó que “no hay base legal” para que el país tenga derechos históricos sobre los recursos que están dentro de las áreas marítimas demarcadas por lo que China llama la “línea de nueve puntos”, que engloba cerca del 85% del Mar de China Meridional. La corte sentenció que cualquier derecho histórico que pudo tener se suspendió cuando firmó la Convención de Naciones Unidas para la Ley del Mar (Unclos). Aunque la PCA no tiene capacidad para hacer que se cumpla su decisión, ésta es técnicamente vinculante para ambas partes.
La corte también concluyó que ninguno de los accidentes geográficos reclamados por China en el archipiélago Spartly podía considerarse una isla y, por lo tanto, eran incapaces de generar una zona económica exclusiva de 200 millas náuticas. Por ello, la PCA determinó que las acciones de China en algunas zonas marítimas, incluyendo la prohibición a Filipinas de pesca y exploración de petróleo, era una violación de los derechos soberanos de Filipinas en su propia zona económica exclusiva. China también sufrió un golpe a su reputación, por la crítica de la corte hacia sus actividades y construcción de islas artificiales que han dañado los arrecifes y ecosistemas marinos.
Como puede esperarse, China rechazó fuertemente el veredicto, declarándolo nulo y vacío. Ahora tiene opciones incendiarias a su disposición. Ha habido temores de que podría buscar enfatizar su control de facto de la región en disputa declarando una zona de identificación de defensa aérea, similar a la que anunció en el Mar de China Oriental. Otras opciones incluyen embarcarse en un programa de dragado y construcción en Scarborough, que ha sido el centro de la disputa con Filipinas; instalar misiles anti aéreos y anti embarcaciones en las isla Spratly o imponer sanciones económicas en Filipinas. Cualquier opción escalaría la disputa regional y harían responder a EEUU, elevando el riesgo de confrontaciones militares.
Sin embargo, también ha habido indicaciones de que China podría evitar una vía agresiva en respuesta al fallo. Una declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores señaló que la línea de nueve puntos se refiere sólo a los territorios dentro de ella, y no a las áreas marítimas en su entorno, un aparente pie atrás. También dijo que estaba abierto a negociar para resolver la disputa con Filipinas. Esto podría implicar algún reconocimiento que una postura más agresiva sólo atraería a otros países más cerca de EEUU, complicando y hasta amenazando los objetivos estratégicos de china en el largo plazo.
Cualquier esfuerzo en China para promover una línea más suave tendrá que tomar en consideración la opinión nacionalista local. Con una población acostumbrada a escuchar sobre la soberanía China en el Mar Meridional, hay poco espacio para negociación sobre los reclamos territoriales. El presidente chino Xi Jinping ha buscado definirse como un líder fuerte en el escenario internacional y estará preocupado de que señales de debilidad den balas a los críticos connacionales ad portas de un cambio mayor en la primera línea del Partido Comunista Chino en 2017.
No está claro cómo el nuevo presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, responderá al fallo. Duterte es, finalmente, un pragmático, pero también es una fuente abundante de comentarios combativos que muchas veces entran a territorio alarmante. En la campaña previa a la elección del 9 de mayo, Duterte ridiculizó al entonces presidente, Benigno Aquino, por lo que caracterizó como su respuesta sumisa a la agresión china en Scarborough. Su discurso de campaña sobre el Mar de China Meridional promete entrar al mar en un jet-ski con la bandera filipina.
Sin embargo, Duterte ha adoptado un tono más conciliador tras la elección, enfatizando que su política sobre la disputa será determinada por el interés nacional. Ha señalado que eso podría significar retomar la comunicación bilateral con China y que podría incluso retirar el reclamo filipino a cambio de derechos de exploración compartidos e incentivos económicos considerables de China.
Esas concesiones expondrían, sin embargo, a Duterte a riesgos políticos por parte de fuerzas nacionalistas en su administración de seis años. El fallo de la PCA también fortalecería la opinión pública filipina contra la expansión china en el mar. Esto complicará la habilidad del gobierno para construir un pacto económico con China mientras se opone a mayores usurpaciones. El 12 de julio, el ministro de Relaciones Exteriores, Perfecto Yasay, hizo un llamado al “control y la sobriedad”, añadiendo que Filipinas “afirma fuertemente su respeto por esta decisión histórica”.