Estados Unidos exigió hoy a China que
se comprometa a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero
en el acuerdo final de la Cumbre de la ONU sobre el Cambio Climático
y se opuso a que Beijing acceda a las ayudas destinadas a los países
en vías de desarrollo.
El jefe de la delegación de EE.UU., Todd Stern, afirmó que su país
"no firmará" un acuerdo que no refleje el compromiso chino, por
considerar que, por su crecimiento económico y por el nivel de
contaminación que genera, ese país no puede disfrutar de las mismas
condiciones que el resto de las naciones desarrolladas.
Los países industrializados debaten en Copenhague sus objetivos
de reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2), así como el financiamiento de las medidas de adaptación al cambio climático de los
países en vías de desarrollo.
"No veo por qué se va a destinar dinero en ayudas a China",
sostuvo Stern, quien añadió que, en su opinión, ese país no debe ser
"candidato a recibir dólares públicos estadounidenses".
Añadió que "lo lógico" es que las ayudas de mitigación y
adaptación al cambio climático se destinen a los "países más
necesitados", una categoría de la que cree que China no forma parte.
Aludió al "extraordinario crecimiento" experimentado por la
economía china y, al mismo tiempo, criticó que Beijing -el "país más
contaminante del mundo"- exija a EE.UU. un mayor compromiso
medioambiental mientras sus emisiones de CO2 aumentan
exponencialmente.
EE.UU. ha propuesto reducir sus emisiones en 2020 en un 17% con
respecto a los niveles de 2005, una propuesta considerada
insuficiente por la mayoría de países, que toman como baremo 1990.
Stern explicó que Washington no estará en condiciones de
incrementar su compromiso hasta que su nuevo proyecto de ley no
supere el trámite parlamentario en el Senado estadounidense, pero
apuntó que, una vez entre en vigor ese texto, podrán comunicar a la
ONU, en primavera, un incremento de esos objetivos.
En tanto, China ha propuesto reducir entre un 40 y un 45% la intensidad
energética (emisión de CO2 por unidad de PIB) en 2020 con relación a
los niveles de 2005, un objetivo criticado por la Unión Europea (UE)
y por EE.UU. como poco ambicioso.