Los costos de la crisis financiera van a llegar a unos
US$ 945.000 millones según el informe de estabilidad financiera
que entregó esta mañana el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El informe destaca que la gangrena que surgió en los préstamos de
alto riesgo ("subprime") se ha extendido ya a hipotecas de calidad,
a créditos al consumo y a las empresas. Del mismo modo, se ha
contagiado a bancos fuera de Estados Unidos, según el Fondo.
El organismo teme que ocurra una retracción mundial del crédito y
en ese sentido "los países industriales donde los precios de la
vivienda están inflados en relación con los parámetros fundamentales
de la economía o donde los balances de las empresas o los hogares
soportan más presión, también están expuestos a riesgos".
Una de esas naciones es España, donde el Fondo cree que las casas
están sobrevaloradas en entre un 15 y un 20%.
"La actual turbulencia no es una mera circunstancia relacionada
con la liquidez -alertó el FMI en su informe-, sino más bien un
reflejo de fragilidades fundamentales en los balances y de una
capitalización deficiente, y eso significa que los efectos van a ser
más amplios, profundos y prolongados".
El organismo no apuntó ninguna señal de luz al final del túnel y,
al contrario, cree que el ajuste podría continuar y en unas
circunstancias mucho más peligrosas.
"Los mercados financieros permanecen bajo una tensión
considerable, agudizada ahora por el empeoramiento del entorno
macroeconómico, la capitalización deficiente de las instituciones y
un desapalancamiento generalizado", afirma el informe.
Por ello, el FMI hizo un llamado a los Gobiernos para que actúen
"de inmediato para mitigar los riesgos de un ajuste aún más penoso".
Les instó a ejercer una supervisión más intensa de las cuentas de
los bancos y prepararse para intervenirlos, si fuera necesario.
En Estados Unidos, el Fondo estima que la bajada de los precios
de la vivienda y el aumento de la morosidad podrían generar unas
pérdidas de 565.000 millones de dólares.