La crisis desatada por el
encarecimiento de los alimentos presenta desafíos, pero también
oportunidades para Latinoamérica, dijo hoy Marcelo Giugale, director
de reducción de pobreza para la región del Banco Mundial (BM).
La primera de esas oportunidades es que obligará a concentrarse
en los programas de protección social, para llegar a los más pobres
con sistemas de transferencias rápidas, indicó en rueda de prensa.
Además, permitirá eliminar subsidios agrícolas distorsionadores
que ya no son necesarios, señaló Giugale, quien consideró que, dada
la mayor renta agrícola, "parece el momento de aumentar el valor
agregado e introducir tecnologías nuevas", una vía por la que ya han
optado con éxito países como Uruguay.
Destacó, por otro lado, la "necesidad imperante" en la región de
reducir el coste logístico de lo que se produce.
Recordó que por cada dólar medio exportado, existe un coste
logístico promedio de 30 centavos, una cifra muy superior a los
nueve centavos de media de los países de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
"O sea que nos estamos autoimponiendo una tarifa en la
exportación", apuntó el experto.
En el capítulo de desafíos, mencionó que el encarecimiento de los
precios, que se han multiplicado por dos en los últimos 36 meses,
será especialmente duro para los países no productores agrícolas de
Centroamérica y el Caribe.
Explicó que en los últimos 10 años el BM ha comprobado que se
puede reducir la pobreza en un punto porcentual por año.
Sin embargo, si la situación actual "continúa y el aumento es
permanente y no hay mecanismos de sustitución", se producirá un
incremento de la pobreza en los países de ingresos bajos de entre
tres y cuatro puntos porcentuales en los próximos dos o tres años,
advirtió.
En las naciones de ingresos medios, en las que se encuentran
Brasil y Argentina, que además son productores agrícolas, lo que
podría ocurrir es que los pobres se vuelvan más pobres, alertó
Giugale.
Precisó que el impacto será distinto en las zonas rurales y
urbanas y dependerá de si se aprovechan o no las oportunidades de
producción doméstica que no se habían utilizado hasta ahora, de si
existen buenos sistemas de asistencia social y de si los Gobiernos
saben cómo llegar a los sectores más pobres.
Giugale también advirtió de los riesgos inflacionarios y se
refirió a la situación actual como "una tormenta perfecta", en la
que se han conjugado factores como los incentivos y la protección de
la producción de biocombustibles, que ha desviado grandes cantidades
de maíz a generar combustibles de origen vegetal.
A eso se suma el mal tiempo en países productores como Australia
y los cambios en la dieta en naciones emergentes como China.
El directivo del Banco Mundial afirmó, además, que existe la
"sospecha" de que parte de la liquidez que los bancos centrales han
inyectado recientemente en los sistemas financieros para capear la
crisis ha ido a parar a la especulación con los contratos de futuros
de alimentos.