Luego de haber registrado en los primeros tres meses del año el mayor dinamismo en más de dos años, la actividad económica en Japón se frenó bruscamente en el segundo trimestre debido principalmente al aumento en el impuesto a las ventas.
La oficina del gabinete informó ayer que entre abril y junio el PIB se contrajo a un ritmo anualizado de 6,8%, lo que se compara con las estimaciones de una disminución de entre 6,9% y 7,1%.
La cifra es el mayor descenso desde el retroceso de 6,9% anotado en el primer trimestre de 2011, tras el devastador terremoto y tsunami de marzo, y la primera caída en casi dos años.
El dato se explica en gran parte al alza desde 5% a 8% en el gravamen al consumo que comenzó a regir el 1 de abril. Como referencia, cuando se produjo el último incremento en este tributo en 1997, el PIB se contrajo 3,7%, según Bloomberg.
Si bien el impacto de dicho aumento se vio profundizado por la crisis asiática, la decisión tributaria terminó con la carrera política de Ryutaro Hashimoto, el primer ministro que promovió el alza del impuesto en una apuesta por frenar la creciente deuda gubernamental.
“Va a ser difícil que la economía retome el impulso, dada las débiles exportaciones y un declive en el ingreso real, que pesa sobre el consumo privado”, comentó a Reuters antes de la publicación de las cifras Takeshi Minami, economista jefe del Instituto de Investigación Norinchukin.
“La economía se recuperará en julio-septiembre, pero es probable que el crecimiento se mantenga modesto en octubre-diciembre”, adelantó el experto.
Participantes del mercado aseguraron a la agencia que la debilidad de la tercera economía del mundo podría empujar al Banco de Japón a elevar su estímulo monetario a través de sus compras de activos o podría llevar al primer ministro Shinzo Abe a no aplicar una nueva subida en el impuesto a las ventas prevista para el próximo año y que dejaría el tributo en una tasa de 10%.