Existen grandes expectativas para el año 2015. Claro, hay riesgos, como el ébola, Vladimir Putin, y el terrorismo del Estado Islámico. Europa occidental de nuevo está pasando por un bache económico, la recuperación de Japón vuelve a tambalear, y China se dirige a su crecimiento más lento desde 1990.
Pero también hay algunas señales esperanzadoras, como el fuerte repunte de las ventas de casas rodantes en Indiana. "Estamos recuperados", dice Derald Bontrager, presidente de la Asociación de la Industria de Vehículos Recreativos. "Obama visitó esta área tres veces. Hablan de nosotros como el 'centro candente de la economía'". Bontrager, director ejecutivo de la sociedad familiar Jayco, en Middlebury, Indiana, predice que la industria alcanzará ventas récord de unidades en 2015 y otra vez en 2016, gracias al aumento del empleo en Estados Unidos y que las tasas de interés se han mantenido bajas.
Los buenos tiempos no se limitan sólo al norte de Indiana, el corazón de los fabricantes de casas rodantes. Estados Unidos como un todo está surgiendo como el candidato más probable para impulsar el crecimiento mundial en 2015. Dakota del Norte está altamente ocupada con la producción de petróleo de esquisto. Seattle está abrumada con los pedidos de Boeing. En Silicon Valley, Apple vende toneladas de iPhones. La ciudad de Nueva York tiene más empleo que nunca, ya que empresas de tecnología como Google (con más de 4.000 trabajadores en la ciudad) están liderando el camino.
Es un giro bienvenido para Estados Unidos, que hasta hace poco era el paria del planeta. Japón llamó a la crisis financiera de 2008-09 la "Lehman shokku", y Francia la apodó "La crise des subprimes". Después de que las pugnas políticas llevaran al gobierno federal a un paso del default en 2011, la agencia de noticias Xinhua de China advirtió: "Es hora de que los chicos traviesos en Washington detengan el juego de la ruleta rusa antes de que causen más daños".
Ahora es el resto del mundo el que está estropeando las cosas. El Fondo Monetario Internacional (FMI) definió el crecimiento global como "mediocre", en octubre, en su último pronóstico. El economista jefe Olivier Blanchard escribió que "el estancamiento secular en las economías avanzadas sigue siendo una preocupación", y los mercados emergentes no pueden crecer tan rápido como antes sin inflación.
Ya sea para el director ejecutivo de una multinacional o para un simple propietario, vale la pena tener una idea de dónde se encuentran las oportunidades y los peligros que acechan en 2015. Para ello hay que hacer un análisis detallado de las personas, industrias y regiones clave, junto con las tendencias emergentes más importantes. Este cuadro macroeconómico contiene las condiciones que ayudarán u obstaculizarán a quienes lucharán por abrirse paso en 2015.
Recuperación pausada
El mapa ofrece una instantánea de lo que está por delante, basándose en las últimas previsiones del FMI. Sudamérica es un desastre, con Argentina y Venezuela dirigiendo el desfile de los perdedores, y Brasil que no se queda atrás. Rusia y Europa occidental están débiles. Las tres economías de América del Norte se ven bastante sólidas. El mayor crecimiento se prevé que tenga lugar en el sur y este de Asia, así como gran parte de África, pero esta región parte de una base de comparación baja. Luego está Groenlandia, que es ... grande. (La cartografía exagera las latitudes polares).
El tema unificador es que la economía mundial se está tomando más tiempo del esperado para recuperarse de la explosión de la burbuja de deuda durante la última década. Hace tres años, el FMI proyectó que la economía mundial estaría de nuevo en marcha en 2015, con un crecimiento de 4,8%. Estados Unidos prácticamente ha cumplido las expectativas (rebajadas) del FMI. Las decepciones, dice el Fondo, han sido las naciones BRIC -Brasil, Rusia, India y China-, así como partes de Medio Oriente, Europa y Japón.
Eso ha llevado al FMI a reducir su pronóstico para el crecimiento mundial en 2015 a 3,8%. Para Estados Unidos proyecta un crecimiento de 3,1% el año que viene, para la zona euro sólo 1,3% y para Japón 0,8%. El crecimiento estimado de China de 7,1%, alto comparado con otras naciones, sería el más bajo del país en 15 años. China no está equipada para sobrellevar una desaceleración tan drástica: Inversionistas fuertemente endeudados, como los desarrolladores inmobiliarios, podrían dejar de pagar sus deuda en masa si la expansión se frena muy por debajo de las expectativas.
A esta disparidad en las tasas de crecimiento entre las cuatro grandes economías de Estados Unidos, China, Japón y la zona euro era a lo que apuntaba el secretario del Tesoro Jacob Lew cuando dijo a Bloomberg en octubre que "es necesario que las cuatro ruedas se muevan o, de lo contrario, no va a ser un buen paseo".
La disonancia entre las políticas económicas continuará en 2015. Vimos una muestra de ello a fines de octubre, cuando la Reserva Federal puso fin a su tercera ronda de compra de bonos y dos días más tarde, el Banco de Japón dijo que estaba expandiendo sus compras de bonos. El denominado alivio cuantitativo (QE, su sigla en inglés), está diseñado para aumentar el precio de mercado de los bonos. Cuando los precios suben, los rendimientos caen, reduciendo las tasas para las hipotecas y otros préstamos que son importantes para los consumidores y las empresas. El próximo año, el Banco Central Europeo (BCE) podría embarcarse en su propio QE sobreponiéndose a las objeciones del conservador Bundesbank de Alemania. Esa "sigue siendo nuestra expectativa para principios del próximo año", escribieron los economistas de Barclays el 31 de octubre.
Las polémicas sobre los impuestos y el gasto probablemente se calentarán el próximo año, especialmente en la zona euro, donde Francia e Italia están chocando con Alemania sobre qué tan grandes pueden ser sus déficit de presupuesto.
La Comisión Europea permitió a los franceses e italianos incurrir en déficit de gran tamaño en octubre, pero ordenó que todos los países del euro se sometieran a una revisión en profundidad a mediados de noviembre. La insistencia de Alemania en la austeridad hace que sea difícil para las naciones europeas desatar el crecimiento económico, dice Dennis Gartman, autor de un comentario diario del mercado. "Tiendo a ser de extrema derecha", dice Gartman, "pero hay momentos en los que no se puede ejecutar presupuestos equilibrados. Cuando se tiene 15% de desempleo, ese es uno de esos momentos".
Incógnitas relevantes
Algunas cosas acerca de 2015 son conocidas, como el continuo calentamiento del planeta. Otras carecen de importancia, como quién gana el Super Bowl (lo sentimos, fanáticos del fútbol americano).
Hay que enfocarse en las cosas que son desconocidas e importantes: ¿los choques de Rusia y China con sus vecinos escalarán hacia un conflicto armado? ¿Estallará un brote de ébola fuera de África occidental a gran escala? ¿Apagará China el movimiento democrático de Hong Kong? ¿Aumentarán las elecciones británicas en mayo la presión sobre el Reino Unido para salirse de la Unión Europea? ¿Estallará fuera de control alguno de los conflictos en Medio Oriente? Cualquiera de estas situaciones podría convertir 2015 en un año muy complejo.
Por otro lado, podría haber sorpresas positivas. En EEUU, el fracking continúa superando las expectativas, elevando la producción doméstica de petróleo crudo en más de 50% en sólo cuatro años. El auge del petróleo y del gas no sólo ha reducido el déficit comercial de EEUU y levantado las economías de Texas, Dakota del Norte y otras zonas petroleras, sino que también ha alentado a los consumidores y al sector manufacturero. "Algún día, EEUU tendrá el menor costo de energía en el mundo", afirma Keith Nosbusch, CEO de Rockwell Automation. Un bono extra es que los menores precios del petróleo han disminuido el poder de países como Rusia e Irán para financiar a los alborotadores en el exterior. El gobierno iraní tiene déficit cuando el crudo Brent cae por debajo de US$ 138 el barril.
El auge del hidrocarburo es una victoria para la tecnología de perforación, mucha de la cual fue inventada en EEUU y está siendo desplegada en todo el mundo. Esto es un ejemplo de un importante tema para 2015: la inversión empresarial estimulada por la innovación podría rescatar al mundo de su prolongada caída. Los consumidores aún tienen problemas para pagar sus deudas, porque sus ingresos ajustados por inflación han bajado desde la recesión de 2007-2009. Las empresas están en una mejor posición para liderar la recuperación. Las compañías están sentadas sobre cantidades históricas de dinero porque, con una débil demanda, no sienten presión para modernizar sus plantas, equipos y software. Nuevas tecnologías podrían activar un estallido de gasto de capital al convencer a los CEO de que tienen que tener la próxima novedad para sacar ventaja a la competencia o evitar quedarse atrás.
El gasto de capital es el sector más volátil de la economía y a menudo lo que transforma los derrumbes en auges. Michael Englund, economista jefe de Action Economics, asegura que hay una demanda que crece rápidamente por tecnología de perforación y minería, aparatos médicos y jets de pasajeros eficientes. Firmas estadounidenses como Halliburton, Medtronic y Boeing son líderes en estas áreas, pero los beneficios no se limitarán sólo a los vendedores sino que se extenderán a los compradores de estas nuevas tecnologías en todo el mundo.
Los nuevos jets más eficientes en el consumo de combustible de Boeing y su rival europeo Airbus son un ejemplo. Las aerolíneas están gastando miles de millones para renovar sus flotas, porque el costo inmediato es compensado por los ahorros futuros, incluso a los menores precios de hoy del combustible para aviones. El fuerte crecimiento de viajes aéreos también ayuda. Las millas por pasajero subieron 6,7% en los doce meses a agosto. Desde una perspectiva macroeconómica, lo importante es que este auge de inversión no depende de una expansión económica general robusta, según Englund.
La gran interrogante
Para la economía estadounidense, la incógnita más crucial es si 2015 será el año en que la Reserva Federal finalmente comience a incrementar la tasa de interés, que ha mantenido entre cero y 0,25% desde fines de 2008. La tasa más baja de la historia fue planteada como una medida de emergencia durante la crisis, pero la economía aún no ha mostrado que puede prosperar sin ella. Los críticos sostienen que el dinero barato está inflando burbujas de activos y que la tasa de desempleo –5,8% en octubre– está tan baja como puede estar sin generar una peligrosa inflación salarial.
El pronóstico mediano de los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto es que la tasa llegue a entre 1,25% y 1,5% a fines de 2015. Los traders en el mercado de futuros están escépticos. Colectivamente están apostando a que los tipos sólo aumentarán a 0,5% para esa fecha. Ese es un voto de no confianza en la recuperación económica de EEUU o una señal de que los traders piensan que la presidenta de la Fed, Janet Yellen, es una paloma que mantendrá las tasas bajas incluso si la economía gana fuerza, o quizás un poco de ambas cosas.
Un alza de la Fed, cuando sea que ocurra, podría afectar el crecimiento, la inflación y los tipos de cambio en todo el mundo. En igualdad de condiciones, mayores tasas de interés en EEUU tenderían a atraer más inversión hacia el país, impulsando el valor del dólar frente a otras monedas. Probablemente eso no sería suficiente para dañar significativamente la competitividad de EEUU. El dólar aún es más barato que hace una década. Si suben los tipos, países como India y Brasil que están luchando contra una alta inflación, podrían verse forzados a elevar sus propias tasas para mantener sus monedas fuertes y evitar un salto en los precios de las importaciones. Por otro lado, Europa y Japón, que no tienen ningún temor de inflación, podrían recibir de buena manera una caída en sus divisas, lo que podría impulsar las exportaciones y el crecimiento. "Devaluar es un mecanismo para sacar la deflación al exterior", asevera Stephen King, economista jefe global de HSBC. "Es una política del siglo XXI de empobrecer al vecino".
"EEUU aún es el enano más alto del mundo", decía el titular de un reporte a fines de octubre de David Rosenberg, economista jefe de Gluskin Sheff. Los enanos más pequeños contempan a EEUU con envidia. En la zona euro, la camisa de fuerza de una moneda única funciona como el estándar de oro lo hizo antes de que las naciones lo abandonaran en la Gran Depresión: impide que economías más débiles como Grecia y Portugal deprecien sus monedas, que puede ser una manera rápida para una nación con altos costos laborales de alentar sus exportaciones y exprimir su economía. En cuanto a Japón, una brusca alza en los impuestos al consumo le dio una paliza a su economía en la primavera boreal. Un segundo incremento fue postergado por la debilidad de la economía. "Los japoneses están probando de todo con la esperanza de que algo ayude a repeler la deflación", afirma David Morton, socio de Rocaton Investment Advisors.
China sufre su propio tipo de deflación. Los precios mayoristas han caído todos los meses desde abril de 2012. Aunque el presidente Xi Jinping se ha comprometido a promover el crecimiento guiado por el consumo (algo que apoya la población porque eleva el nivel de vida), sus esfuerzos se han quedado cortos.
La inversión empresarial supuso un 49% del PIB el año pasado, por encima del 35% de 2000, según el Banco Mundial. Tanto el gasto en fábricas como equipamiento deriva en un exceso de capacidad de producción, que anima las rebajas de precios y destruye la rentabilidad.
China es el principal importador de materias primas, por lo que una desaceleración en 2015 continuaría dañando a las naciones ricas en recursos de Asia, Latinoamérica y África.
Es probable que las autoridades chinas traten de ayudar a sectores específicos como la agricultura y a las PYME, pero "sus palancas son cada vez menos eficaces", dijo Andrew Polk, economista residente del Conference Board China Center for Economics and Business en Beijing. "La presión a la baja sobre la economía es demasiado poderosa como para que pueda ser compensada por leves ajustes de la política".
Lento, pero avanzando
Un día lluvioso de otoño, el presidente de Carnival UK, David Dingle, se sentó en una sala de espera del Queen Mary 2, de la naviera Cunard Line, que estaba atracado en Brooklyn, Nueva York. Dijo que la demanda por viajes marítimos era buena pese a las noticias sobre el ébola. "Para una empresa de gasto discrecional como la nuestra", dijo, "ver lo que esperamos sea el fin de un período de recesión es muy bueno. Ha sido un período donde realmente hemos tenido que estrecharnos el cinturón". La fijación de precios, en general seguirá viendo "baches", afirmó, pero Cunard, una marca de lujo, está empezando a recuperarse.
Cunard ahorra dinero en combustible surcando las olas a un ritmo más lento. Las travesías transatlánticas que hace décadas tomaban cinco días y medio se hacen ahora en ocho, explica Dingle. Es una buena metáfora de la economía mundial en 2015: más lento de lo que era, pero avanzando. Horas después de que Dingle diera esta perspectiva optimista, el QM2 (el transatlántico, no alguna forma exótica de alivio cuantitativo), puso rumbo hacia aguas canadienses. Lentamente.