Una de las primeras cosas que hizo Alejandro Vanoli apenas asumió en el banco central de Argentina (BCRA) fue llamar a los corretas (como se denomina a los mayoristas del dólar paralelo, o blue) para pedirles colaboración: "quiero calma cambiaria. No me gustaría tener que escracharlos (destruirlos) y clausurarlos", fue la forma en que los amedrentó. En rigor, no hizo más que cumplir la orden que le dio la presidenta Cristina Fernández: "achicar la brecha del dólar oficial con el blue" y los otros tipos de cambio.
"Vanoli pidió en buenos términos bajar los ánimos y el mercado, por temor y en parte porque el ambiente no beneficia a nadie, colabora como puede", confiesan los corretas. "El blue baja porque lo están empujando, y no hay quienes tengan ganas de ponerse en la línea de disparo. Es entendible", comenta un conocedor del mercado paralelo. "Preferimos no operar por una semana y colaborar con el gobierno antes de que nos escrachen y tengamos problemas para operar por varias semanas", advierten en una mesa de dinero. "Tenemos un cupo diario: no más de US$ 100.000 diarios por cliente y a 15 pesos argentinos", revelan en una financiera.
"Hay pocos operando y faltan pesos. Pero cuando dejen de intervenir y regrese el libre mercado, (el dólar) volverá a los 16 pesos", estiman en el ambiente.
"El blue y el dólar bolsa están bastante arbitrados. Uno condiciona al otro y viceversa. Los controles y amenazas de los últimos días también aplacaron a los grandes operadores. De todas formas, no tiene sentido ver los precios día por día, o importante es la tendencia", indica, en estricto off the record, un ex directivo del BCRA.