Desde que Enrique Peña Nieto asumió como presidente de México en diciembre de 2012, la agenda del gobierno se ha centrado casi exclusivamente en las reformas que buscan impulsar el crecimiento de la segunda economía de América Latina.
El rápido avance que logró la administración del Partido Revolucionario Institucional para liberalizar industrias importantes como las de telecomunicaciones y de energía provocó que la nación recibiera el apodo de "MEMO", sigla que en inglés hace referencia al "Momento de México" y que lo catapultaba como la nueva estrella de la región.
Sin embargo, los elogios parecen haberse desvanecido en las últimas semanas, cuando se conoció el secuestro y posterior asesinato de 43 estudiantes en el estado de Guerrero. Ayer, familiares de los jóvenes y profesores se tomaron el aeropuerto de Acapulco, el principal centro turístico del estado, para exigir que las autoridades mantengan la búsqueda.
Según Carlos Loret de Mola, presentador del popular noticiario "Primero Noticias" de Televisa, "la crisis del sistema judicial y de la aplicación de la ley que reveló la tragedia de Ayotzinapa ha hecho que la burbuja MEMO estalle".
En una columna reproducida por el portal Huffington Post, el periodista afirmó que el reciente descubrimiento de numerosas fosas comunes "ha resultado en una indignación a nivel nacional y en una nueva percepción global que puede ser acuñada como 'MEMU'", que hace alusión a la frase en inglés de "Asesinato de México".
Nuevo eje
Los analistas creen que el regreso del tema de la seguridad obligará a Peña Nieto a reenfocar sus prioridades.
"El país no puede avanzar sólo con las reformas económicas de energía y de telecomunicaciones si no se abordan puntos fundamentales como el estado de derecho y la seguridad pública", comentó a Bloomberg Alejandro Schtulmann, presidente y jefe de investigación de la consultora de riesgo EMPRA.
Schtulmann detalló que las autoridades deberían mejorar la seguridad en los estados más pobres de Chiapas, Oaxaca y Guerrero para detener el creciente poder de las organizaciones criminales en el sur del país.
Una visión similar tiene Sergio Luna. El economista jefe para México de la unidad Banamex de Citigroup aseguró que "si queremos entrar al mundo moderno, necesitamos no sólo reformas económicas, sino también reformas en la política y la justicia".
Alonso Cervera, economista jefe para América Latina de Credit Suisse, manifestó en un informe publicado el viernes que el oficialismo debería trabajar con la oposición para, al menos, reestructurar las unidades policiales y evitar que los criminales se postulen a cargos públicos.
"Los avances que se han hecho en años recientes respecto de las reformas judicial, política, de transparencia y anticorrupción no han sido suficientes y necesitan ir más allá", sostuvo Duncan Wood, director del Instituto México del Woodrow Wilson International Center for Scholars.
El especialista añadió que "los líderes políticos mexicanos necesitan elaborar un plan para atacar la raíz del problema y al mismo tiempo reconocer que esto va a tomar muchos, muchos años para arreglarlo".
El presentador de Televisa llamó a Peña Nieto a "dedicar toda su energía y recursos políticos para enfrentar el crimen organizado y la desenfrenada corrupción que produce, una tarea que será mucho más complicada que aprobar las reformas y mucho menos glamorosa para su imagen".
"Establecer el estado de derecho tiene que ser su legado", sentenció.
Límite para crecimiento
El mes pasado, el gobernador del banco central Agustín Carstens admitió que la violencia relacionada con el narcotráfico está restringiendo el crecimiento.
"No hay duda de que la violencia ha sido un factor negativo", declaró a Bloomberg. "Éste es un problema que México ha estado enfrentando en los últimos años. Es un problema profundamente enraizado", agregó.
La última encuesta sobre expectativas de los especialistas en economía del sector privado que el organismo emisor publica todos los meses reveló que los problemas de inseguridad pública son el mayor obstáculo para la expansión económica con un 26% de las respuestas. La cifra, que representa un alza de dos puntos desde septiembre, se ha más que cuadruplicado en el último año (en octubre de 2013 llegaba a sólo 6%). Este factor ha liderado el sondeo en los últimos diez meses.
Si bien Carstens confía en que esta situación mejorará con el tiempo, sabe que la solución no pasa por él. "¿Qué puede hacer el Banco de México al respecto? No mucho. Sólo hacer nuestro trabajo y básicamente no tener otra fuente de incertidumbre en la economía", aseveró.