Ya se inició una de las carreras presidenciales más duras en Estados Unidos, y sin lugar a dudas, la más costosa. A 682 días de la elección, la campaña de 2016 ya está al rojo vivo, a medida que los candidatos afinan sus mensajes y sus apretones de mano para el extenuante calendario de primarias que se avecina.
¿Se entusiasmarán los votantes con otra disputa entre las dos dinastías políticas modernas de EEUU de Hillary Clinton y Jeb Bush? ¿O podrán otros candidatos menos conocidos capitalizar la agitación en EEUU por sus crecientes líneas de falla económicas y sociales y creciente descontento por su rol como el policía mundial?
Para los republicanos, la carrera será una de las más pobladas en años, con favoritos del establishment como Bush y Chris Christie, el gobernador de Nueva Jersey, quienes se enfrentarán a candidatos que han atraído a grandes seguidores entre los activistas de las bases del partido, como Rand Paul y Ted Cruz.
Sin un favorito claro, también será una de las carreras presidenciales más abiertas, haciendo competir a candidatos con sólidos registros políticos, pero posturas divergentes en temas centrales para los republicanos, como la inmigración, seguridad nacional y matrimonio homosexual.
Entre los demócratas, la mayoría espera que Clinton, ex secretaria de Estado y senadora de Nueva York, use las primarias para impulsar su financiamiento, así como para ir afinando sus mensajes sobre la economía y la política exterior.
Pocos demócratas, incluyendo a la niña símbolo del progresismo Elizabeth Warren, han expresado un interés en enfrentarse a Clinton Inc. esta vez, aunque la propensión de Clinton a los errores podría crear un espacio.
También podría hacerlo la intensidad de la máquina investigadora de la oposición contra ella, que ha pasado años escudriñando sus vínculos con Wall Street, el trabajo de la fundación de los Clinton (que dirige junto a su esposo, el ex presidente Bill) y su registro político.
Expertos en financiamiento de campaña dijeron a Financial Times que cualquier candidato que considere postular a esta reñida carrera tendrá que recaudar al menos US$ 100 millones sólo para ser visto como un candidato creíble.
Para ganar, el costo llegaría a US$ 1.000 millones, casi US$ 1,5 millón diario hasta el 8 de noviembre de 2016. Esos son muchos apretones de manos.
Jeb Bush
La temprana declaración del ex gobernador de Florida, Jeb Bush, de que está "activamente explorando" una carrera presidencial lo dejará expuesto a los ataques por su postura más reformista en temas como la inmigración y la educación, donde su posición se encuentra desalineada respecto del resto del partido.
Aunque Bush atraerá bastante apoyo financiero, todavía no ha logrado energizar a la base.
Mitt Romney
¿Está considerando Mitt Romney seriamente una tercera apuesta por la Casa Blanca? Él ex candidato ha sido franco respecto de su visión de que el país estaría mejor si él hubiera derrotado a Barack Obama en la contienda de 2012 y cree que los votantes estadounidenses están sufriendo actualmente del síndrome del "arrepentimiento de comprador". Muchos de sus ex asesores y donantes están presionándolo para que decida volver a competir.
Chris Christie
El agresivo enfoque de gestión del gobernador de Nueva Jersey y su postura centrista en temas sociales han creado una gran base de adherentes y competiría con Bush por los generosos donantes del partido. Sin embargo, muchos republicanos senior temen que su candidatura tenga mucha carga política después del llamado escándalo de "Bridgegate", donde un error de sus colaboradores provocó un masivo colapso del tránsito que se prolongó por cuatro días, y sus vínculos con Obama.
Ted Cruz
El revoltoso senador de Texas se ha posicionado como uno de los verdaderos conservadores, llamando al partido a aprender de las derrotas de candidatos centristas, como Mitt Romney. El campeón de debates educado en Princeton tiene fanáticos entre una gran porción de la base de su partido, casi como si fuera una estrella de rock. Pero ha enfurecido a los líderes por su postura dura en temas como las reformas a la salud de Obama, lo que provocó un dañino colapso del gobierno en 2013.
Rand Paul
El senador por Kentucky pudo haber sido considerado alguna vez un candidato improbable, pero su política exterior anti intervencionista y visiones libertarias han encontrado eco en la base del partido, que creen sobre todas las cosas en que el gobierno federal debe ser controlado. Él ha cortejado activamente a grupos que los republicanos no han priorizado, como los votantes negros, y ha trabajado para construir una base para competir con los candidatos del establishment.
Scott Walker
El gobernador de Wisconsin sobrevivió a una elección impugnada y reelección en su propio estado para mantener sus esperanzas presidenciales a flote, pero es poco conocido a nivel nacional. Ha usado su estado como un laboratorio de pruebas para las políticas que su partido quisiera desplegar en todo el país, incluyendo reducir los derechos de los trabajadores organizados y rebajar impuestos. Su conservadurismo social también apela a la base del partido. Hay que ponerle atención.
Marco Rubio
El senador por Florida, Marco Rubio, recibió la oportunidad perfecta para reenergizar sus ambiciones presidenciales la semana pasada, después de que el presidente Obama anunciara medidas para normalizar las relaciones con el régimen de Castro en Cuba.
Hijo de inmigrantes cubanos, Rubio cuestionó estridentemente la decisión del mandatario. Pero si puede movilizar toda una campaña en torno a un tema que apasiona sólo a unos pocos votantes está por verse.
Rick Perry
Si el saliente gobernador de Texas, Rick Perry, decide postular a la presidencia, será difícil suprimir los recuerdos de los votantes de una campaña que estuvo llena de metidas de pata en 2012.
Entre otras equivocaciones, Perry tuvo problemas para recordar el nombre de una tercera agencia federal que él eliminaría si fuera presidente.
De todos modos, el político se mantiene bastante popular en su estado y tiene acceso a una extensa lista de donantes.
Hillary Clinton
Si decide postular, Clinton tendrá una enorme ventaja organizacional y en recaudación de fondos sobre cualquier otro candidato. Sin embargo, ser la favorita tiene sus riesgos: ella ya tuvo una enorme ventaja sobre Obama en 2008 y no debe cometer los mismos errores.
Martin O'Malley
Las opciones del saliente gobernador de Maryland sufrieron un gran golpe en noviembre, cuando su elegido para sucederlo perdió ante un republicano en una carrera vista ampliamente como un referendo de su gestión. O´Malley va a necesitar sumar apoyo rápido para ser visto como un contendor serio.
Jim Webb
El ex senador de Viriginia es un candidato extremadamente improbable, pero sus adherentes creen que hay espacio para un candidato con una visión independiente. Como sucede con Elizabeth Warren, el mensaje de justicia económica del veterano de Vietnam resuena entre los votantes de clase trabajadora.
Elizabeth Warren
La favorita del ala progresista del partido, la senadora por Massachusetts se ha hecho conocida como "el azote" de Wall Street. Pese a que ha dicho repetidamente que no está postulando, muchos la ven como la única contendora creíble a Clinton.