El Índice de Precios al Consumo (IPC) chino, el principal indicador de la inflación en el gigante asiático, se situó durante el mes de abril en el 1,8% interanual, según datos publicados hoy por la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS).
Esta tasa de crecimiento de los precios es la más baja del último año y medio (desde octubre de 2012, cuando se registró una subida del 1,7%) y supone una caída de seis décimas con respecto al dato interanual de marzo (2,4%).
La subida de precio en las áreas urbanas fue del 1,9 por ciento interanual, mientras que en las zonas rurales se situó en el 1,6 por ciento.
El precio de los alimentos, que suponen una tercera parte de la cesta de la compra del consumidor chino, crecieron hasta un 2,3 por ciento de media.
Particularmente, el precio de la fruta se disparó hasta un 18,6 por ciento en un año, pero se compensó por la caída de los vegetales (-7,9 por ciento) o de la carne de cerdo -uno de los productos más consumidos en China-, del 7,2 por ciento.
En los primeros cuatro meses del año, la inflación en China se situó de media en el 2,2 por ciento, una cifra que sigue muy por debajo del límite marcado por el Gobierno para este año, situado en el 3,5 por ciento como máximo.
En comparación con el mes anterior los precios en China bajaron un 0,3 por ciento.
Por su parte, el Índice de Precios al Productor (PPI), que mide la inflación en los precios al por mayor, cayó un 2 por ciento interanual en abril y ya acumula 26 meses de bajadas consecutivas.
La sucesiva caída de los precios y el control de la inflación muy por debajo de los límites abre la posibilidad de que las autoridades apliquen medidas de estímulo económico, en un momento en que la segunda potencia mundial está en proceso de desaceleración.
Sin embargo, por ahora el Ejecutivo solamente ha implementado políticas de estímulo fiscal y de aumento del gasto público, y se ha mostrado reticente a llevar a cabo estímulos monetarios contundentes a corto plazo.