Gobierno británico entrega su propuesta para un "brexit suave"
Plan contempla un mercado común de bienes y un acuerdo fronterizo, algo que es cuestionado por los más euroescépticos. Sin embargo, se resigna a que los bancos británicos pierdan su acceso preferente a la Unión Europea.
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El gobierno británico remitió hoy a la Unión Europea (UE) el “Libro Blanco” con su plan para las futuras relaciones bilaterales una vez que concrete su salida del bloque, propuesta que incluye un mercado común de bienes, cooperación en defensa y facilidades para la movilidad de los ciudadanos.
El documento, que esta semana provocó la renuncia de dos altos miembros euroescépticos del gabinete de Theresa May, confirma que la primera ministra se está moviendo hacia un “brexit suave”, donde Reino Unido busca mantener lazos económicos estrechos con Bruselas.
Londres buscará un “área de libre comercio” para el intercambio de bienes, con equivalencia normativa y un "dispositivo facilitado de aduanas", que haría que Reino Unido y los veintisiete miembros de la Unión funcionaran como "un territorio aduanero combinado". Eso evitaría la imposición de controles fronterizos, incluido en la frontera con Irlanda, una exigencia central de Bruselas.
Además, se compromete a respetar las actuales normas comunitarias sobre subsidios estatales, a fin de asegurar una competencia "justa" y evitar el proteccionismo económico.
En materia de seguridad, Reino Unido subraya su "compromiso incondicional" con la protección del continente y su intención de seguir participacipando en agencias como Europol y Eurojust, de cooperación policial y judicial.
También propuso establecer un "marco de movilidad" para facilitar los viajes de negocios y de turismo así como las estancias de los estudiantes británicos y comunitarios.
Aunque algunos líderes europeos dieron una cautelosa bienvenida al plan, muchos en Bruselas piensan que May tendrá que hacer más concesiones para cumplir las demandas del bloque. En ese sentido, el Libro Blanco acepta una relación menos estrecha en materia de servicios, que representa 80% de la economía británica, incluyendo los servicios financieros, que están en el corazón de “la City”.
De este modo, abandona sus exigencias de que los bancos basados en su territorio mantengan un acceso fácil al bloque. May está ahora aceptando que una versión de los acuerdos con terceras partes que tiene Bruselas con países fuera del bloque es la mejor posible.
“Es un duro golpe”, dijo Catherine McGuinness, presidenta de políticas para la Corporación de la City de Londres”, que gestiona el distrito financiero de la capital. “Con lazos comerciales menos estrechos, los sectores de servicios financieros y profesionales relacionados serán menos capaces de crear empleos, generar impuestos y apoyar el crecimiento”.
Jacob Rees-Mogg, cabecilla de los diputados conservadores partidarios de un "Brexit" duro, adelantó que tampoco aprobará un plan "que no es por lo que votaron los británicos" en el referéndum de 2016, cuando 52 % apoyó salir de la UE.
La respuesta de Bruselas será clave para determinar la evolución del gobierno de May, golpeado por la dimisión del ministro de Exteriores, Boris Johnson, y del Brexit, David Davis, que eran partidarios de un corte más duro con sus antiguos socios.