China está sufriendo las consecuencias económicas de su política del hijo único que ha mantenido en los últimos 36 años, con un declive en la fuerza de trabajo que afecta las perspectivas de crecimiento por tercer año consecutivo.
Según lo informado ayer por la Oficina Nacional de Estadísticas, la población activa –entre 16 y 59 años– cayó 3,71 millones el año pasado, más pronunciada que la disminución de 2,44 millones en 2013. La reducción de la población en edad de trabajar está relacionada con la desaceleración en el crecimiento económico, pues si bien menos mano de obra ayuda a evitar el aumento de la tasa de desempleo, también eleva su costo y deteriora las competitividades manufactureras y de exportación que durante 30 años han impulsado el crecimiento del país asiático.
"En los siguientes diez años, el trabajo contribuirá menos al crecimiento de lo que lo ha hecho en las dos décadas pasadas" dijo a Bloomberg el economista en jefe del Royal Bank of Scotland en Hong Kong, Louis Kuijs. "Es una de las tres razones clave de por qué vemos una disminución en la tendencia de crecimiento", junto con una acumulación de capital más lenta y menos espacio para ponerse al día con mejores prácticas globales, explicó.