Sólo 168 de los 200 votos necesarios para ser elegido presidente de Grecia obtuvo ayer el candidato propuesto por el primer ministro Antonis Samaras. En línea con las expectativas, Stavros Dimas no superó la segunda ronda, aunque logró ocho votos más que la semana pasada.
El resultado deja un escenario abierto para la tercera y última votación que se celebrará el 29 de diciembre, en la que el primer ministro deberá levantar al menos 180 votos para que no se vea obligado a convocar elecciones anticipadas.
Pese a que el cargo de presidente de la República tiene un valor casi representativo, si el primer ministro no logra que su candidato sea validado por la cámara, la Constitución griega establece que se deberá disolver el Parlamento y convocar elecciones generales.
Los mercados y las autoridades internacionales tienen los ojos puestos sobre el país mediterráneo ante la posibilidad de unos comicios adelantados ahora que el partido de izquierda Syriza, que quiere renegociar el rescate internacional y desechar las políticas de austeridad, lidera los sondeos de opinión.
Esta segunda votación se celebró pocos días después de la oferta de Samaras de incluir a los independientes en el gobierno y adelantar los comicios desde 2016 para fines de 2015, siempre que Dimas fuera elegido.
"Espero que en la votación final para elegir presidente evitemos una catástrofe nacional", dijo Samaras.
Los votos a favor procedieron de la coalición en el gobierno, Nueva Democracia, de los socialdemócratas Pasok y trece de los 24 diputados independientes.
Los analistas señalan que Samaras debe concentrarse en ganarse a los independientes y a los diputados rebeldes de partidos más pequeños. En este sentido, la última posibilidad para evitar las elecciones anticipadas podría ser un cambio de candidato para la tercera votación, algo que la Constitución permite.
En caso de un tercer rechazo, el nuevo parlamento deberá votarse en enero.