Luego de la volatilidad que mostró el precio del cobre hace unos meses, la demanda del metal por parte de China se ha estabilizado, pero esto no se mantendría en el largo plazo, según Credit Suisse.
Tras haber terminado su último viaje a los centros industriales de la nación asiática, los analistas del banco europeo aseguraron en un informe que su posición sobre la perspectiva a corto plazo del recurso se ha vuelto “una pizca” menos pesimista, ya que la demanda está siendo apoyada actualmente por la infraestructura eléctrica, uno de los sectores que continúa recibiendo respaldo del gobierno central. Un “manejo” cuidadoso de la oferta refinada también ha mantenido al mercado local más ajustado que lo anticipado.
“Sin embargo, aún no podemos hacer un argumento fundamental para que el precio se transe sosteniblemente por sobre US$ 7 mil” la tonelada (US$ 3,17 la libra), afirmaba el reporte antes de advertir que si el esperado repunte de la producción industrial entre julio y diciembre decepciona, es probable que el metal sufra nuevamente.
Los expertos se han vuelto más ambivalentes sobre la probabilidad de un brusco retroceso en el precio en el cercano plazo, pero no están de acuerdo con los observadores más optimistas y prevén que el alcance de mayores alzas en la cotización es limitado.
“Aún creemos que el mercado se está dirigiendo hacia superávit, aunque estos podrían mantenerse relativamente modestos, y que es vulnerable a una caída más amplia en la confianza”, añadieron. El equipo destacó que la clave estará en la extensión de cualquier debilitamiento de la demanda en el tercer y, especialmente, en el cuarto trimestre, cuando los superávit deberían mostrarse de manera más predominante.
Los problemas en China
En cuanto a la segunda economía del mundo, los economistas declararon que los últimos datos refuerzan su visión acerca de que cualquiera que tenga un enfoque positivo o negativo simplista del país se perderá los riesgos y las oportunidades.
En el lado optimista, pocos chinos esperan una inminente crisis inmobiliaria o crediticia. “Los temores externos respecto de que un evento sistémico podría provocar una revuelta en los mercados de materias primas parecen exagerados”, según Credit Suisse.
Sin embargo, el optimismo y el crédito tienen una oferta corta. El estado de ánimo entre los dueños de las industrias es en general cauteloso. De hecho, la mayoría de los ejecutivos entrevistados por el equipo del banco tenían poca confianza en que la economía estuviera a punto de dar la vuelta hacia un camino de crecimiento más fuerte.
Los analistas también detectaron una mayor ansiedad entre la comunidad empresarial que en el pasado. Esta inquietud ha afectado el consumo entre los ricos y ha llevado a una toma de decisión limitada. “De manera interesante, muchos operadores de plantas y funcionarios están menos dispuestos a recibir visitas”, escribieron.
Además, las firmas estatales y privadas están teniendo problemas para refinanciar su deuda en momentos de flujos de dinero reducidos. Los líderes industriales detallaron que la mayor preocupación de Beijing es la poca solidez de los balances, lo que está escondiendo las vulnerabilidades. Los expertos vaticinan una fuerte posibilidad de que se produzcan colapsos en el sector financiero y que el gobierno deje caer a las instituciones en problemas.
La campaña anticorrupción se ha profundizado, lo que sin duda significará una carga para la economía, por lo menos hasta que predomine una actividad más productiva. A esto se suman las bajas probabilidades de que se implemente un gran programa de estímulo. “Fue un ‘mini estímulo’ en esta época el año pasado el que mantuvo el crecimiento de 2013 adelante, pero existen dudas sobre que algo similar emerja pronto en 2014”.
Las conversaciones con los distintos actores del rubro llevaron a los economistas a creer que, en privado, el presidente Xi Jinping se siente cómodo con una tasa de expansión del PIB de 6,5% durante este ejercicio. Esta cifra está por debajo de la meta oficial de crecimiento cercana a 7,5%.
“La población tiene un fuerte grado de confianza en que el presidente conducirá al país hacia un camino estable, pero la elite de China está menos contenta a medida que las facciones en el poder hacen un mayor reclamo de la riqueza de la nación”, explicaron.