Economía

A dos días de las elecciones griegas, sondeos dan victoria al partido anti austeridad Syriza

La posible victoria del partido de Alexis Tsipras el domingo ha revivido los fantasmas de 2012, cuando se temía que la salida de Grecia provocara un quiebre de la eurozona.

Por: Ainhoa Murga | Publicado: Viernes 23 de enero de 2015 a las 05:00 hrs.
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La eurozona enfrenta este fin de semana un segundo hito clave para su futuro. Tras la decisión de ayer del Banco Central Europeo (BCE) de aplicar un programa de alivio cuantitativo para combatir la deflación y el estancamiento económico, este domingo se celebran elecciones en Grecia, en medio de temores de que una salida del país del euro inicie un quiebre del bloque.


Alrededor de 9,8 millones de griegos están convocados a las urnas y los números siguen favoreciendo a Syriza, el partido anti austeridad de Alexis Tsipras. Todas las encuestas le dan una clara victoria, con entre 34% y 37% de los votos, a una distancia de cinco puntos del partido gobernante, Nueva Democracia, y muy por delante del tradicional partido socialista Pasok, que a cinco años de su última victoria apenas obtiene 5% de intención de voto.


Pese al favoritismo en los sondeos, Syriza no lograría los 151 escaños necesarios para obtener mayoría, forzándole a elegir un socio entre los partidos más pequeños para poder gobernar, pese a que la ley electoral griega otorga 50 escaños extra al partido que obtiene más votos.


La incertidumbre sobre la factibilidad de formar gobierno es otro tema que preocupa, ya que podría gatillar nuevas elecciones y prolongar el estancamiento político. Pero a Syriza no le falta apoyo entre los minoritarios y tanto los socialistas de Pasok como el grupo de izquierda Potami, fundado en 2014 por Stavros Theodorakis, se han mostrado deseosos de aportar sus escaños para que pueda gobernar.

Salir del euro no es opción
La inquietud del mercado financiero y de los socios europeos por la posible victoria de Syriza ha revivido los fantasmas de 2012, cuando se habló de la desintegración de la moneda única. También preocupa que un gobierno liderado por Syriza, que pretende dejar de aplicar las reformas necesarias para acceder a los fondos de rescate, tense las relaciones de Atenas con sus acreedores (la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el BCE) y desencadene una nueva crisis financiera, ya que el partido de Tsipras se opone a las condiciones en las que se otorgó el rescate en 2010 y busca obtener una quita de la deuda y renegociar las condiciones, además de un periodo de gracia para poder liberar efectivo y así impulsar el crecimiento del país.


En la apresurada campaña electoral, el primer ministro griego, Antonis Samaras, ha advertido que la victoria Syriza hará imposible lograr un acuerdo sobre la extensión del programa de rescate internacional que concluye a fines de febrero, en un momento en que el efectivo disponible podría agotarse en junio a más tardar.


"Las políticas de Syriza llevarán al país a la salida del euro y a nuevos acuerdos de rescate", aseguró Samaras según Bloomberg. Con la intención de reducir la brecha en las encuestas, el primer ministro repitió que su partido está preparado para sellar todos los tratos pendientes con sus acreedores y que la victoria de Syriza alejaría la confianza de los inversionistas. Sin embargo, después de seis años de recesión, en los que la economía griega ha perdido un cuarto del PIB, unos US$ 58 mil millones, y el desempleo sigue por encima del 25% de la población, los votantes son escépticos frente al discurso de Samaras.


En respuesta, el partido de Tsipras aseguró esta semana que "no es una opción" salir de la moneda única, pero "no hay nada que pueda contener el gran deseo del pueblo griego de revertir el programa de rescate", dijo el líder de Syriza en uno de sus discursos de campaña.


Desde la Comisión Europea el mensaje es claro: "Cualquier gobierno futuro tendrá que respetar los compromisos y mantener el rumbo de las reformas y la responsabilidad fiscal", dijo el jefe de la CE, Jean Claude Juncker, a Reuters. En la misma línea, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, advirtió que una deuda es un contrato y que "no pagar, reestructurar, cambiar las condiciones tiene consecuencias en el acuerdo y en la confianza en el acuerdo".

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