La propuesta de ocho puntos de los productores locales de medicamentos para mejorar el acceso
Prolmed enfatiza que se debe plantear como un objetivo central el avance hacia un “sistema de financiamiento de la salud compartido para toda la población conforme a un modelo de seguridad social, como el que imperante en la mayoría de los países desarrollados”.
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En el marco del activo debate de los últimos meses en torno al acceso a los medicamentos y las estrategias para reducir su precio en el país, la Asociación de Productores Locales de Medicamentos A.G. (Prolmed) -que agrupa a los principales laboratorios fabricantes y exportadores con plantas locales-, formuló una propuesta centrada en ocho puntos clave para avanzar en estos objetivos de manera efectiva.
"Nos comprometemos a realizar los mejores esfuerzos para colaborar en un diálogo público-privado constructivo y con visión de país para lograr mejorar de manera sustancial el acceso de la población a medicamentos de calidad y dar solución a los problemas, que afectan especialmente a los grupos más vulnerables y que no admiten mayores dilaciones", señaló el vicepresidente ejecutivo de Prolmed, Jean Jacques Duhart. Los puntos centrales de las soluciones son:
1.- Avanzar hacia un sistema de financiamiento de la salud compartido para toda la población y conforme a un modelo de seguridad social, como el imperante en la mayoría de los países desarrollados. Hacemos nuestras las propuestas en que coinciden los principales centros académicos del país y diversas entidades gremiales, en orden a abordar una reforma mayor del financiamiento de la Salud en Chile.
2.- Lograr una mayor cobertura, por parte de los seguros de salud, del gasto de medicamentos que demuestren ser costo-efectivos, entendidos estos no como simples bienes de consumo más, sino como parte integral de las prestaciones de salud, como lo es en la casi totalidad de países de la OECD y en varios en la región. Estamos convencidos que esta es la verdadera causa raíz del altísimo gasto de bolsillo en salud y en particular de medicamentos en Chile, y por allí también pasa la solución de fondo, más que el precio de estos, en los cuales nuestro país presenta, para casi el 90% de los medicamentos utilizados (genéricos y genéricos de marca), niveles comparativos de precios alineados con el promedio regional o muy inferior a este. Como lo sugiere la propia FNE en su reciente estudio, un seguro universal de cobertura de medicamentos, permitiría además alcanzar mejores precios producto de compras institucionales en mayores volúmenes y una mayor capacidad de negociación, como los que ya obtiene actualmente la CENABAST.
3.- Mejorar la entrega y disponibilidad efectiva a los pacientes usuarios de FONASA de aquellos medicamentos ya cubiertos por distintos programas (AUGE/GES, FOFAR, Ley Ricarte Soto), resolviendo los problemas de falta de stocks y elevados tiempos de entrega de medicamentos en establecimientos del sistema de salud público que atiende a cerca del 75% de la población. Como lo detectó la FNE en su estudio, 53% de los pacientes que terminan comprando en cadenas de farmacias y elevando así el gasto de bolsillo, son usuarios FONASA que teóricamente debieran acceder a sus medicamentos en forma gratuita.
4.- Completar la implementación de la política de bioequivalencia —donde los laboratorios asociados a PROLMED han liderado su aplicación— cubriendo los medicamentos faltantes (66% en unidades), en el marco de una verdadera política de intercambiabilidad, para así lograr una adecuada comparabilidad en la calidad de los medicamentos, base fundamental para una mayor transparencia y competencia en el mercado farmacéutico, y donde Chile mantiene un importante rezago respecto de los países desarrollados.
La evidencia empírica muestra que la bioequivalencia implementada en el país, si bien aún incompleta como reconoce la FNE, ha sido exitosa en aquellos medicamentos sometidos a dicha exigencia, logrando efectivamente desplazar la demanda hacia sus alternativas más económicas (genéricos bioequivalentes), cuya participación de mercado se eleva ya al 71% (en unidades).
5.- Regular precios en medicamentos que presenten diferencias de precios significativas respecto de otros países y cuando concurran condiciones monopólicas o de posición dominante, estableciendo precios máximos de referencia en base a canasta de países. Esta situación en el caso de Chile se presenta por lo general asociada a los medicamentos innovadores u originales, cuyo precio promedio en el país resulta mayor que el promedio regional, los que representan una fracción menor en cantidad, cercana al 10% de los medicamentos utilizados en el país (en unidades).
6.- Transparentar al público el costo de los medicamentos a nivel de farmacias, como lo recomienda la FNE, descomponiendo: (a) el costo de compra efectivo a laboratorios, exclusivamente en base a listas de precios que estos deben publicar, según la normativa legal vigente, y (b) un costo fijo de dispensación de la farmacia, que esta establecerá y que debe ser parejo para cualquier medicamento que dispense. Compartimos asimismo con la FNE, que debe prohibirse cualquier otra transferencia económica entre un laboratorio y una farmacia, que no sea el pago del medicamento según lista de precio publicada.
7.- Prescripción de medicamentos por DCI únicamente en el caso de medicamentos intercambiables. En relación al proyecto de Ley de Fármacos II y su Artículo 101, en el que se establece la obligación del médico de recetar un medicamento exclusivamente por su Denominación Común Internacional (DCI), compartimos con la FNE en que dicha regla debiera aplicarse únicamente: "cuando el medicamento sea de aquellos que deben demostrar intercambiabilidad. Asimismo, en aquellos casos en que el producto farmacéutico no haya debido demostrar intercambiabilidad, podrá el profesional habilitado agregar además de la denominación común internacional, el nombre de fantasía". (Estudio Mercado de Medicamentos de la FNE, Informe preliminar).
De no ser así, podrían generarse importantes efectos perjudiciales, tales como:
a) Introducir riesgos para la salud de los pacientes, al no permitirse distinguir adecuadamente medicamentos de calidad desigual o no comparables;
b) Reducir la transparencia y generar competencia desleal entre aquellas versiones de una misma molécula o DCI que han demostrado su calidad y eficacia terapéutica, con aquellas que no lo han hecho.
c) Reducir la competencia, al constituirse en un verdadero "cheque en blanco" para las cadenas de farmacias, ya altamente concentradas, quienes verán reforzada su posición dominante, al entregarles de manera incontrarrestable toda la decisión de dispensación e intercambiabilidad en el mesón, en función de su mejor interés económico.
8. Relaciones industria-profesionales de la salud más transparentes: Junto a lo anterior, como PROLMED entendemos también que la industria debe adaptarse y recoger las nuevas demandas de mayor transparencia de nuestra sociedad. Por ello, la industria en su conjunto debe adoptar, sin ambigüedades, estándares más exigentes, que permitan desarrollar una relación necesaria y valiosa para la actualización científico-técnica de dichos profesionales, como lo ha reconocido también la FNE, en un marco de plena transparencia, independencia y gestionando adecuadamente los posibles conflictos de interés, de manera que prevalezca ante todo el resguardo de la salud y bienestar de los pacientes.
Dichos estándares más elevados están contenidos en la versión actualizada del Código de Buenas Prácticas de PROLMED, alineado con las últimas recomendaciones de la International Federation of Pharmaceutical Manufacturers & Associations (IFPMA) a nivel mundial, el que daremos a conocer públicamente en las próximas semanas.