Quiksilver, la cadena de ropa californiana que ayudó a propagar la moda surfista y skater en todo el mundo, se declaró en quiebra con un plan que entrega el control a sus principales prestamistas.
La compañía, con raíces en las culturas costeras de Australia y el sur de California, no pudo superar un cambio de tendencia iniciado en 2013, dijo el director financiero Andrew Bruenjes en documentos judiciales presentados ayer. El retailer de Huntington Beach, California, había estado tratando de reformar una organización que estaba tan extendida que estaba dañando las operaciones.
"Esta infraestructura creó una empresa fragmentada con inconsistencias en marcas regionales", dijo Bruenjes. Casi dos tercios de los ingresos provienen de las ventas fuera de Estados Unidos, de acuerdo con documentos de la corte. Las operaciones europeas y asiáticas no se verán afectadas por la quiebra, dijo Quiksilver.
Bajo una propuesta anunciada el miércoles, el prestamista Oaktree Capital Management intercambiará su reclamación de deuda por una participación mayoritaria en la compañía reorganizada. Quiksilver buscará la aprobación del tribunal de esa propuesta y un plan relacionado que pedirá prestado US$ 175 millones a afiliados de Oaktree. El nuevo préstamo se utilizará para terminar la reestructuración de la empresa y cubrir el costo de la quiebra.