Perrier: contaminación por fecas en pozo de exclusiva marca de agua mineral aumenta riesgos para una industria de US$ 300 mil millones
En septiembre, la empresa propiedad de Nestlé acordó pagar US$ 2,2 millones para resolver denuncias de que uso métodos de filtrado ilegales en Francia. Ahora fue demandada por un grupo de derechos del consumidor que dice que el acuerdo le permitió "enterrar el caso" demasiado fácilmente.
Por: Bloomberg | Publicado: Martes 8 de octubre de 2024 a las 19:10 hrs.
T+
T-
Compartir
Hasta hace poco, en las áridas tierras altas cercanas a la ciudad de Vergèze, al sur de Francia, junto a una pequeña casa de piedra, una bomba llegaba a 159 metros de profundidad para extraer una de las aguas minerales más conocidas del mundo.
La marca francesa Perrier de aguas premium está valorada en US$ 1.000 millones, y sus características botellas verdes con forma de pera se encuentran en mesas de directorios y restaurantes de lujo desde Nueva York y Londres hasta Hong Kong. Además, es una de las alternativas favoritas a los refrescos azucarados para los consumidores urbanos preocupados por su salud.
Después de las fuertes lluvias de este año, el agua del pozo (uno de los siete utilizados por Perrier) mostró rastros de materia fecal, lo que provocó su suspensión en abril y la destrucción de más de 2 millones de botellas. A principios de ese mes, un informe de 2023 de un regulador reveló rastros de pesticidas prohibidos hace más de dos décadas y relacionados con el cáncer en el agua de donde se obtiene Perrier.
Su dueña, la suiza Nestlé, acordó en septiembre pagar 2 millones de euros (US$ 2,2 millones) para resolver un caso que alegaba que había cometido fraude al filtrar su agua utilizando métodos ilegales en Francia.
La empresa ahora fue demandada por el grupo de derechos del consumidor Foodwatch, que dice que el acuerdo la libera demasiado fácilmente al permitirle "enterrar el caso". Nestlé Waters France declinó hacer comentarios sobre la demanda, pero reafirmó que la seguridad y la calidad de Perrier siempre han estado garantizadas.
Sin salida
Puede que a los consumidores no les importe cómo se filtra el agua que llega a Perrier. Pero Perrier se encuentra en un dilema, ya que sólo se puede conseguir en el manantial cerca de Vergèze. Si filtra el agua utilizando métodos prohibidos, infringe las leyes francesas. Y si no lo hace, corre el riesgo de que el regulador declare una situación de "contaminación crónica". Nestlé afirma que pequeños niveles de microfiltración permitida, un estricto programa de limpieza del circuito de embotellado y 700 análisis diarios garantizan la calidad de su agua mineral, pero admite que los eventos climáticos severos "significarán más fluctuaciones en nuestros niveles de producción".
"Esta es nuestra nueva normalidad", dijo la compañía. "Hemos invertido significativamente y continuaremos haciéndolo para proteger este patrimonio único y garantizar su futuro".
Industria desafiada
Aun así, el mayor escrutinio ha planteado una pregunta más fundamental no sólo para Perrier sino también para el negocio mundial del agua valorado en US$ 300 mil millones: ¿Tiene sentido ecológico transportar millones de botellas de agua (alrededor de 97% de ellas de plástico) por todo el mundo? Si bien Euromonitor espera que el mercado del agua embotellada crezca 4% anual hasta 2026, las recurrentes sequías e incluso los disturbios por el agua están haciendo que la industria sea cada vez más problemática.
"Está claro que este no es un modelo sostenible", afirmó Therese Karlsson, asesora técnica de IPEN, una red que proporciona información sobre productos químicos y residuos. “Nestlé no sólo toma agua de áreas afectadas por la sequía y la envasa en botellas de plástico hechas de combustibles fósiles, botellas que en sí mismas pueden contener una amplia gama de químicos tóxicos, que luego transporta a largas distancias utilizando aún más combustibles fósiles”.
Nestlé no es el único grupo con un negocio de agua problemático. Aunque su rival Danone, dueña de marcas como Evian y Volvic, obtiene su agua de los Alpes y de la región francesa de Auvernia, donde los efectos del cambio climático no son tan agudos, ha enfrentado a demandas en Europa y Estados Unidos acusándola de contaminación plástica y lavado verde.