Aumento de escándalos pone en duda prestigio de empresas japonesas y eleva temores sobre posibles nuevos casos
La sensación de alarma ha llevado a ejecutivos a aceptar supervisión externa a través de directores y comités de auditoría.
- T+
- T-
Las grandes corporaciones en Estados Unidos siempre se han visto inmersas en grandes escándalos que han llevado a la pérdida de empleos, la reducción del tamaño de las empresas e incluso la nacionalización o bancarrota de muchas de ellas.
De las 36 compañías más grandes del mundo afectadas por hechos irregulares, 18 son de EEUU, a diferencia de Japón cuyas firmas habían sido consideradas, por años, ejemplo de transparencia y estabilidad. Incluso, su cultura en gestión empresarial se ha caracterizado por proporcionar a sus trabajadores salarios excelentes, seguridad en el empleo y un gran interés en la mejora del clima laboral.
Sin embargo, los recientes escándalos en los que se han visto involucradas las firmas locales ha cambiado el panorama. De hecho, hace una semana, el ministro de Transportes de la nación nipona, Keiichi Ishii, estimó que los eventos más recientes dentro de la industria automotriz de su país han dañado la reputación del sector.
Pero no son sólo las automotrices. Grupos electrónicos, y firmas de construcción de viviendas y de vías de comunicación se han visto envueltos en sucesos, los que han sido revelados gracias a las políticas de transparencia del gobierno que han llevado a un aumento récord del número de casos contables y de fraudes por manipulación de datos.
En los cinco años siguientes al descubrimiento del escándalo por US$ 1.700 millones en Olympus (en 2011), el número de casos de irregularidades contables expuestos cada año en Japón se ha duplicado. Incluso, alcanzó el tope de 58 eventos en el año fiscal 2015-2016, de acuerdo con datos de la firma Tokyo Shoko Research.
En muchos casos, las revelaciones han sacado a la luz años de malas prácticas y engaños, el legado de una gestión aterrada por el fracaso, pero que ha quedado luchando por décadas en contra del estancamiento económico, la reducción de costos y del mercado interno.
Pero la nueva ola de confesiones, aunque han sido bienvenidas por quienes promueven mejores estándares en gobiernos corporativos, también ha desatado preguntas oscuras y el miedo de que lo peor aún está por venir. “Considero que ha quedado claro que la ola de escándalos está muy lejos de terminar y, naturalmente, los inversionistas se están preocupando cada vez más por ello”, dijo Michael Newman, jefe de asesoría corporativa en Custom Products Research. “Están ansiosos por determinar dónde va a surgir el próximo problema”.
Escándalos recientes
Los escándalos más recientes han expuesto enormes lagunas en las reformas del gobierno corporativo que fueron introducidos exactamente hace un año bajo el programa “Abenomics”, del primer ministro Shinzo Abe.
El aumento en las revelaciones es también el resultado del incremento del escrutinio por parte de los inversionistas, reguladores y las propias empresas bajo la influencia de las reformas de Abe, dijo el director de Tokyo Shoko Research, Kunio Hashimoto. “Hay una conciencia cada vez mayor de que un simple escándalo puede hacer tambalear a una empresa hasta sus raíces”, señaló.
Esa sensación de alarma, combinada con la creciente presión pública, han animado a los ejecutivos japoneses a aceptar supervisión externa a través de la instalación de directores y de comités de auditoría. La exposición de la mala conducta corporativa ha tomado diversas formas.
En noviembre, Takata, el fabricante de piezas para automóviles en el centro de una crisis por la seguridad de sus bolsas de aire, admitió la falsificación de datos de sus infladores en respuesta a una denuncia por parte de Honda, su mayor cliente.
En Toshiba se reveló un escándalo contable de US$ 1.300 millones el año pasado. Mitsubishi, en tanto, admitió hace dos meses haber manipulado hasta en un 15%, los datos de eficiencia energética de sus unidades vendidas en Japón, luego de que su socio Nissan así lo develara. Una investigación regulatoria más amplia también destapó violaciones en las pruebas de economía de combustible de Suzuki.
El último objetivo del escrutinio japonés es Toa, una empresa de construcción que reconoció haber falseado datos de resistencia sísmica en proyectos para el refuerzo de pistas en Haneda y otros aeropuertos del país.
Según han reconocido los ejecutivos, en muchos casos la lealtad a la empresa y el miedo al fracaso llevaron a trabajadores a tratar de complacer a los directores, incluso si eso significaba violar la ley.
Marzo 2015:
Toyo Tire & Rubber admite haber falsificado datos de rendimiento de amortiguadores resistentes a terremotos que fueron usados en 154 edificios.
Septiembre 2015:
Toshiba admite inflar ganancias por US$ 1.300 millones durante siete años.
Noviembre 2015:
Asahi Kasei Construction Materials revela falseo de datos sobre hincado de pilotes y medición de dureza del suelo en 360 proyectos de edificios.
Noviembre 2015:
Takata, fabricante de airbags, admite alteración de datos de infladores tras una denuncia de Honda, su mayor cliente.
Abril 2016:
Mitsubishi admite haber manipulado hasta en un 15% los datos de eficiencia energética de 625 mil autos vendidos en Japón.
Mayo 2016:
Suzuki revela que sus métodos de pruebas de economía de combustible no cumplen las normas nacionales.
Mayo 2016:
Toa, una compañía de construcción, admite alteración de datos de resistencia sísmica en proyectos en Haneda y otros aeropuertos de Japón.